Dickens en el invierno de nuestro descontento

Dickens o el Narrador

El vapor de Inglaterra se acerca a tierra norteamericana. La isla de Manhattan aparece entre los dos ríos. Una multitud se ha congregado en el muelle. Mientras el barco atraca hay gritos de ansiedad: "¿Va a morir Provis? ¿Pip se casará con Estella?" Aun antes de llegar a los puntos de venta en todo el país, el fascículo final de Grandes esperanzas se vende al pie de la nave como si fuera pescado. Muchos lo compran, cientos de miles lo conocerán gracias a la lectura en voz alta.

Dickens es el Narrador, el hombre que cumple la función ancestral e inmortal de contar el cuento de la tribu. Además tiene la virtud de relatarlo como si lo hiciera al oído de cada persona. Por eso la gente lo sigue como si el novelista fuera parte íntima de su existencia y le contara historias más reales que la realidad.

2012, melodrama y tragedia

Ningún escritor pasado o presente ha recibido un homenaje semejante al que acaba de celebrar a Dickens (1812-1870) al cumplirse dos siglos de su nacimiento. Los medios cambian día con día, la fascinación por la narrativa no muere porque la llevamos inscrita en nuestros genes. Para fortuna suya y desgracia nuestra, Dickens es actualísimo. La vida se ha vuelto el melodrama de los melodramas pero, a diferencia de ellos, en este mundo los malos llevan todas las de ganar.

En la misma semana pasada de su bicentenario el Coneval señala que hay en México 52 millones de pobres. El porcentaje aumentó a 46.2% del total del país. En la nación más rica del mundo la brecha entre los más ricos y los más pobres se ahondó y entre ambos extremos hay una diferencia de casi 300%. En Europa el estado de bienestar dejó su sitio a la catástrofe de un malestar que se extiende por todas partes. Los jóvenes no pueden conseguir trabajo y sus padres lo pierden para siempre. En la edad más productiva y cuando más compromisos económicos tienen, de pronto se ven arrojados a la angustia sin paliativos por obra de los ajustes y los recortes que son los eufemismos para el brutal despido. El desastre de Grecia es el resumen del nuevo mundo creado por la globalización y el capitalismo salvaje.

Todo lo que hace más cómoda la vida de quienes nos beneficiamos con esta nueva realidad se sustenta en el horror: matanzas en África por obra del coltrán, gulags en que niños esclavos montan los aparatos electrónicos, neo-plantaciones en que los nuevos sometidos hacen en condiciones predickensia-nas las prendas de vestir que llevarán las...

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