La dictadora

AutorFrancisco Marín

VALPARAÍSO, CHILE.- Lucía Hiriart Rodríguez, viuda del dictador Augusto Pinochet Ugarte (1915-2006), fue quien convirtió "a su rústico marido en el hombre más poderoso de Chile (...) él, más que sus hijos y ninguna otra obra, es su auténtica creación".

Esa es una de las conclusiones del libro Doña Lucía. La biografía no autorizada (2013, Ediciones B) de la periodista Alejandra Matus, presentado el pasado 8 de noviembre en la Feria Internacional del Libro de Santiago.

Matus es autora de una decena de vo-lúmenes, entre ellos El libro negro de la justicia chilena, uno de los trabajos de investigación periodística emblemáticos del periodo posterior a la dictadura pues aborda la manera de operar del Poder Judicial chileno y causó revuelo al prohibirse su circulación un día después de salir a la venta en abril de 1999.

Matus subraya, en entrevista con Proceso, el importante papel que jugó Hiriart en la vida de Pinochet y en la historia de Chile, rol que -según su parecer- había sido insuficientemente estudiado.

En relación con la influencia que habría tenido esta mujer en convencer a Pinochet de unirse al golpe militar contra el presidente Salvador Allende, la perio-dista señala que "su incidencia consistió en apoyar a su marido en este paso de traición".

En relación con esto, en Doña Lucía se relata que a comienzos de 1974 los chilenos pudieron ver por las pantallas de Televisión Nacional de Chile la versión de Hiriart: "Me costó convencer a Augusto, pero al final lo terminé por convencer. 'Mira Augusto, yo no sé hasta cuándo los militares van a seguir aguantando a estos rotos (pobres). ¿No te das cuenta de lo que significa el desabastecimiento? ¿No te das cuenta de las colas? ¿Dónde tienes puestos tus pantalones? ¿Me lo puedes decir?'".

Matus apunta en su libro que "al finali-zar el primer semestre del nuevo régimen era imposible contener el protagonismo de la esposa de Pinochet".

Ella construyó su propio núcleo de poder con la creación del voluntariado femenino Cema (Centro de Madres), que reprodujo la estructura jerarquizada del Ejército -donde ella era la manda-más- y llegó a tener 35 mil voluntarias y casi 1 millón de socias. Las voluntarias -sostén de la organización- eran reclu-tadas en forma casi obligatoria entre las esposas de oficiales de las fuerzas armadas y funcionarios del Estado. La negativa de una a participar en el Cema implicaba truncar la carrera de su marido.

Según Matus, la esposa de Pinochet "asumió el papel de celadora de la conducta moral de los integrantes no solamente del ejército, sino de ministros, asesores, alcaldes". Agrega: "Si ella tomaba conocimiento de que uno de ellos había sido infiel a su mujer, exigía su remoción inmediata sin importar ninguna otra consideración".

-¿Pinochetle hacía caso?-le preguntamos.

-Por supuesto.

Esta posición de poder la comenzó a forjar apenas iniciado el régimen militar. Según se dice en el libro: "Ella tenía...

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