La dictadura "civil" en el banquillo

AutorFrancisco Olaso

BUENOS AIRES.- La justicia argentina investiga la participación de empresarios, ejecutivos y funcionarios civiles en delitos de lesa humanidad perpetrados durante la última dictadura militar (1976-1983).

El pilar civil del régimen disfrutó de una extendida impunidad durante esas tres décadas de gobiernos democráticos. A partir de 2003, cientos de mandos militares responsables del terrorismo de Estado pasaron por los estrados y recibieron penas de prisión. La justicia argentina comienza ahora lentamente a revisar la actuación de exfuncionarios de alto rango, empresarios poderosos y ejecutivos de multinacionales que colaboraron desde sus puestos con el régimen militar y se beneficiaron con el clima de terror que implantó

El jueves 13 fue el turno de la causa Papel Prensa. En noviembre de 1976 esta era la única fábrica de papel de diarios que había en Argentina. Lidia Papaleo, viuda del banquero David Graiver, denunció que en esa época fue despojada de la fábrica bajo amenazas de muerte contra ella y su pequeña hija. El juez federal Julián Ercolini, que le tomó declaración en calidad de testigo, investiga la posible comisión de delitos de lesa humanidad en el marco de ese traspaso. Los tres diarios beneficiados -Clarín, La Nación y La Razón- fueron firmes aliados de los operativos de prensa montados por la dictadura.

La Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, constituida junto con Papaleo como querellante, solicita que se cite a declarar a los imputados en la causa: Ernestina Herrera de Noble, dueña del grupo Clarín; Héctor Magnetto, director ejecutivo de este mismo grupo; Bartolomé Mitre, director de La Nación; Sergio Peralta Ramos, Marcos Peralta Ramos y Hugo Peralta Ramos, entonces propietarios de La Razón. También estaban imputados el exdictador Jorge Rafael Videla y su ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz, ambos fallecidos en fecha reciente.

El 2 de noviembre de 1976 los tres diarios mencionados se quedaron con el paquete mayoritario de Papel Prensa. Su dueño había sido David Graiver, un empresario y banquero argentino, muerto en Chilpan-cingo, Guerrero, México, el 6 de agosto de 1976, en un avionazo cuyas causas nunca fueron aclaradas. Uno de los múltiples negocios de Graiver consistía en administrar de manera clandestina los fondos que la organización revolucionaria peronista Montoneros había obtenido de sus secuestros y extorsiones.

Poseedor de una inmensa fortuna, con apenas 35 años, Graiver llegó a ser dueño de dos bancos en Argentina, dos en Estados Unidos, uno en Bélgica, otro en Israel, así como de numerosas compañías financieras e inmobiliarias.

La viuda de Graiver, Lidia Papaleo, regresó de México a Argentina en septiembre de 1976. Comenzó a recibir amenazas de muerte que la conminaban a vender Papel Prensa.También Montoneros la presionó para que les devolviera una suma millo-naria que le confiaron a su marido.

La dictadura estaba decidida a quedarse con la papelera. Papaleo señala que la obligaron a vender Papel Prensa bajo amenazas y presiones, sin poder leer siquiera el documento que le dieron a firmar. Cuenta que en esa reunión nocturna, llevada a cabo el 2 de noviembre de 1976 en oficinas del diario La Nación, el representante de Clarín, Héctor Magnetto, le advirtió: "Firme, o le costará la vida de su hija y la suya". La hija de Graiver y Papaleo tenía entonces dos años.

El 14 de marzo de 1977, Papaleo engrosó las filas de los desaparecidos. Pasó por centros de detención clandestinos. Fue vejada y torturada. Estuvo detenida ilegal-mente durante cinco años.

El 25 de agosto de 2010, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner presentó el informe Papel Prensa, la verdad, en la Casa...

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