Los dilemas de Ucrania

AutorOlga Pellicer

Del otro lado de la frontera, en territorio ruso, 40 mil soldados permanecen a la expectativa. Listos, dicen los comentaristas, a intervenir si tuvieran lugar acciones drásticas en contra de los mencionados manifestantes. Ante lo cual, Putin incluso ha advertido acerca de la posibilidad de una guerra civil.

La respuesta del actual gobierno de Kiev ha sido ambivalente: conciliadora al ofrecer medidas que fortalezcan la autonomía y el reconocimiento oficial del idioma ruso en esas provincias, pero firme para condenar con la cárcel a quien promueve el separatismo.

El otro terreno en que se expresa la crisis es el de la economía. El descontento de los ciudadanos, tanto los que se manifestaron contra el anterior gobierno como los que se expresan ahora en los territorios del este, tienen un motivo en común que es el descontento de la población con las condiciones de vida: falta de empleo, muy bajos salarios, deterioro de la infraestructura industrial y de comunicaciones heredada de la antigua URSS y, sobre todo, ausencia de cuadros capacitados para conducir la economía por caminos donde no domine la corrupción y la ineficiencia. La economía ucraniana ya estaba en problemas antes de la crisis política; con el desencadenamiento de los problemas actuales la situación es simplemente catastrófica.

Uno de los problemas más urgentes tiene que ver con la energía. Ucrania es paso del gas ruso destinado a Europa y es dependiente del mismo para satisfacer sus necesidades internas. Enfrenta en estos momentos un adeudo grande por dicho gas con Rusia, que exige el pago o amenaza con suspender los envíos. La Unión Europea ha prometido intervenir para saldar dicho adeudo, ¿eso es todo lo que hará para ayudar a la economía ucraniana?

El grado en que están entretejidos los intereses económicos entre Europa y Rusia hace posible que, a pesar de las tensiones políticas, los dirigentes de ambas partes estén dispuestos a una negociación. La utilidad de la crisis ucraniana para consolidarse internamente no impide a Putin estar dispuesto a dialogar, de la misma manera que lo está Angela Merkel y, por motivos distintos, Obama. La primera ronda de negociaciones tuvo lugar el pasado jueves 17 en Ginebra entre Estados Unidos, Rusia, la UE y Ucrania.

Para Rusia lo importante es la seguridad de las fronteras entre Rusia y occidente. Esta vez Putin quiere por escrito compromisos que permitan asegurar que Ucrania permanecerá como un Estado neutral de la manera que lo son Austria...

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