Discordia por la restauración del patrimonio mural

AutorJudith Amador Tello

Creado en 1996 para apoyar el rescate de la infraestructura dañada por catástrofes, el Fondo de Desastres Naturales (Fonden) establece condiciones para el ejercicio de sus recursos, que han puesto en alerta a restauradores del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) ante un posible conflicto con la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos.

Según información del Centro Nacional de Conservación y Registro del del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam), los artículos 33 y 45 de la Ley de Monumentos otorgan competencia al INBA para la conservación y restauración de las obras y artistas declarados monumento artístico. Es el caso de los murales (y el conjunto de su obra) de José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros.

Sin embargo, consultado por Proceso vía telefónica, el especialista en legislación cultural Bolfy Cottom precisa que para recibir recursos del Fonden, las instituciones públicas deben contratar a prestadores de servicios; no pueden intervenir sus empleados, si lo hicieran tendrían que recibir una remuneración, y no es posible dado que tienen un salario del presupuesto público (ver recuadro).

Ante esta situación los restauradores del Cencropam serían desplazados de su trabajo, y el papel del INBA se limitaría a la supervisión de la obra (además de a los trabajos previos, como la elaboración del dictamen, la presentación del proyecto, etcétera). Por ello, algunos especialistas en restauración (que pidieron la reserva de sus nombres por temor a represalias), expresan su inconformidad de cara a los trabajos de rescate de los murales afectados por los sismos de 2017, que aún están pendientes y serían financiados a través de esos recursos.

Consideran un contrasentido no poder intervenir por disposición del Fonden, pese a que la Ley de Monumentos claramente señala que sólo a ellos compete esa tarea. Y temen que se sienten precedentes y, en adelante, se contrate a talleres de conservación y restauración privados para intervenir los monumentos artísticos, como ocurrió ya en 2010 cuando la sala principal del Palacio de Bellas Artes (con declaratoria desde abril de 1987) fue sometida a trabajos de remodelación.

En octubre de ese año, previo a la reapertura del recinto, restauradores manifestaron a este medio su inconformidad por haber sido desplazados en los trabajos de restauración del vitral Apolo y las musas, realizado en 1924 por Géza Maróti; el telón de cristal con la imagen de los...

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