¿Y la disculpa de Meade a Nestora?

AutorMarta Lamas

Se recordará que, en el patético segundo debate presidencial, el candidato del PRI, para golpear a AMLO, calificó a Nestora Salgado de secuestradora y mostró un papel donde se exigía el pago de 5 mil pesos. Confundir con secuestros las detenciones que la Comandante Nestora hizo en su condición de policía comunitaria legal; considerar que esta suma que exigía era un "rescate" y no un pago tipo multa o fianza; desconocer la historia de las adolescentes en riesgo que Nestora liberó a petición de sus madres y que después, aceitadas por dinero o asustadas por amenazas, hablaron de "secuestro; no analizar que una mexicana que ya tiene resuelta le-galmente su vida en Estados Unidos no regresa a su pueblo a "secuestrar" por 5 mil pesos; todos esos errores nutrieron la barbaridad que hizo que Meade públicamente declarara tal maledicencia.

Tal vez la más grave de sus equivocaciones fue no dar crédito al trabajo de investigación de la Clínica Internacional de Derechos Humanos y del Programa sobre América Latina, ambos de la Universidad de Seattle, ni al Grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre la Detención Arbitraria, y desconocer la resolución número 56/2015 sobre el caso. Y por último me parece muy preocupante que no haya respetado la resolución de los jueces mexicanos cuyo razonamiento jurídico llevó a ponerla en libertad (luego de que pasó dos años en la cárcel sin sentencia), no porque la perdonaran de un supuesto delito sino porque resolvieron que nunca cometió ese delito. O sea, porque reconocieron que Nestora no era secuestradora.

Las palabras son muy importantes, y no sólo por una cuestión de precisión jurídica. Las palabras tienen una dimensión simbólica, y quien mal aconsejó a Mea-de se aprovechó del dolor que en México evoca la palabra "secuestrador". Ese fue el subtexto que traía consigo el numerito que hizo el candidato del PRI en el segundo debate.

Las palabras cuentan, y más cuando su significado alude a una de las situaciones terriblemente dolorosas que vivimos en el país. Sería interesante saber quién lo ensartó en lanzar la calumnia de que Nestora Salgado era secuestradora. ¡Qué vergüenza! Una falsedad de tal tamaño no podía sostenerse por mucho tiempo. Y aunque la formulación del TEPJF se limita a señalar que "la verdad jurídica es que Salgado no cometió ese delito, pues no existe resolución de autoridad judicial que la acredite haber incurrido en él", también hay una verdad social, que es la que el pueblo de Olinalá y muchas...

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