El doctor Mukwege, una esperanza en medio de la barbarie

AutorAnne Marie Mergier

PARÍS.- "Recuerdo una niña nacida de una violación a quien me tocó operar porque a su vez acababa de ser violada. Si nada se hace para cambiar la situación, pues volverá a ser violada... varias veces. No entiendo cómo el mundo puede seguir siendo indiferente a lo que pasa en nuestro país. Uno deja de ser humano si no vive en carne propia el sufrimiento del otro", asentó el doctor De-nis Mukwege en Panzi (2014), libro escrito a cuatro manos con Guy-Bernard Cadiè-re, cirujano belga, con quien devuelve la vida a mujeres víctimas de atroces crímenes sexuales en Kivu del Sur, región del oriente de la República Democrática del Congo (RDC).

Cadière expresa a renglón seguido: "Cada llamada hecha con un celular lleva el estigma de una violación. Debemos recordar que la deshumanización que prevalece en Kivu del Sur es el precio que se paga por nuestra comodidad y nuestros avances tecnológicos".

Y Mukwege agrega: "El que devasta esa región es un conflicto sin ideología clara, en el que grupos armados siembran el terror para poder esclavizar a la población y obligarla a trabajar en las minas, lo que garantiza minerales a muy bajo costo a las multinacionales. Guiber (sobrenombre de Cadière) habla de 'capitalismo desenfrenado sin conciencia'. Semejante expresión me parece apropiada. Todo el mundo sabe que se trata de una guerra económica".

Cuando hablan de "minerales", Mukwege y Cadière se refieren a las inmensas reservas de coltán (las más importantes del mundo) que en lugar de asegurar la prosperidad de Kivu del Sur precipitaron su caída al infierno. Imprescindible para las industrias de punta -en particular para la electrónica-, ese metal genera desde hace dos décadas una situación de caos y barbarie en la que están implicadas directamente fuerzas antagónicas congoleñas y de países vecinos de la RDC -como Ruanda y Zambia- e indirectamente todas las grandes potencias mundiales y un sinnúmero de multinacionales.

Y el próximo 10 de diciembre, en Oslo, Denis Mukwege aprovechará la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz -que compartirá con Nadia Murad, vocera de las yazidíes de Irak convertidas, como ella lo fue, en esclavas sexuales del Estado Islámico- para recordar esa responsabilidad colectiva en el martirio de las mujeres de Kivu del Sur.

Fue lo que denunció en 2008, al recibir los premios de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas y Olof Palme; fue lo que reiteró en 2013 al ser honrado con el Clinton Global Citizen Award; y en 2014, cuando fue galardonado con el Premio Sa-jarov del Parlamento Europeo. Esta lista dista de ser exhaustiva, pues Mukwege suma 21 condecoraciones internacionales.

Sin embargo, la violencia en Kivu del Sur sigue y Mukwege continúa viviendo bajo protección en el complejo hospitalario que fundó en un modesto suburbio de Bukavu...

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