Documentan la cruda realidad mexicana

AutorColumba Vértiz De La Fuente

La cruel realidad de nuestro país se refleja cada vez más en el cine documental. En la Gira de documentales de Ambulante, varios filmes realizados por mujeres documentalistas abordan diversas problemáticas de la República mexicana que han causado impacto y discusión entre el público.

Se trata de Tempestad, de Tatiana Huezo; Sunú, de Teresa Camou Guerrero; Plaza de la Soledad, de Maya Goded, y El hombre que vio demasiado, de Trisha Ziff.

Son historias donde estas cineastas, respectivamente, retratan la extorsión, las amenazas de muerte y la entrega de personas al crimen organizado por parte de las instituciones policiacas nacionales; la situación del maíz nativo de México; la lucha de las trabajadoras sexuales por ser felices ante la marginación que padecen, y la violencia en la Ciudad de México a través de la fotografía.

Huezo y "Tempestad"

La cineasta Tatiana Huezo no puede dar la espalda a la impunidad que existe en México, revela ella misma a Proceso; por lo tanto, decidió exponer en su documental Tempestad las vivencias de dos mujeres víctimas de organismos policíacos.

"Es importante romper el silencio, no se debe ser cómplice. Además, hablo de las situaciones que me preocupan y duelen", divulga la realizadora mexicana-sal-vadoreña conocida a nivel internacional por su primer largometraje El lugar más pequeño (2011), ganador de varios premios y que mostrado en más de 50 festivales, fue elogiado por el semanario estadunidense Variety como "una profunda expresión de los poderes duales de la vida y la muerte, un debut sublime".

Tempestad, el segundo documental de Huezo, formó parte de Impulso Morelia 2015, presentándose en la sección Fórum del 66 Festival Internacional de Cine de Berlín (Berlinale). En él se expone primeramente el caso de Miriam Carbajal, una trabajadora del área de migración en el Aeropuerto de Cancún quien fue detenida a principios de 2010 en el lugar donde laboraba, por tráfico de personas. Acusada "sin pruebas", fue trasladada con una docena de compañeros a la Ciudad de México donde se les presentó a la prensa como "una banda de trata de personas" que había sido "agarrada".

Carbajal cuenta en la cinta, sin aparecer a cuadro:

Yo quería saber quién me estaba acusando, qué pruebas tenían para que se armara todo esto.

Su abogado de oficio le dijo:

"Mira, yo sé que lo tuyo tiene línea, es una situación política en la que tienen que dar resultados por un tráfico de personas que existe. Aquí les llamamos pagadores, es gente que paga delitos por otros. Nosotros sabemos que ustedes no hicieron nada, pero alguien tiene que pagar..."

A Carbajal se le recluyó en el penal de Matamoros, controlado por el crimen organizado, el cual extorsiona a las internas.

La otra mujer del largometraje es Adela Alvarado, quien trabaja como payaso en un circo ambulante y lleva 10 años buscando a su hija desaparecida y que pudiera estar siendo prostituida, según su investigación. La chica fue secuestrada cuando se dirigía a su universidad, resalta Alavarado en el filme, "sabemos que fue su compañero de la universidad Jesús Martín Contreras quien la entregó a unos hijos de judiciales". Las autoridades policiacas han engañado y amenazado de muerte a la familia Alvarado

A su vez, Huezo cuenta que Carbajal es amiga suya de tiempo atrás:

Después de que Miriam salió de la cárcel, ella me envió poemas, escritos en papel, rotos y sucios, donde plasma todo lo que le sucedió en prisión y me impactaron mucho. Me encontré con ella y hablamos sobre lo que había sucedido. Le pregunté si estaba dispuesta a dar ese testimonio para una película. Le pareció muy importante el hecho de romper el silencio, y empezamos a trabajar.

Decidió buscar una segunda voz para acompañar al primer testimonio:

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