Un dolor que no termina

LA FAMILIA de Imelda Josefina Virgen Rodríguez sabía que la relación de ella con su esposo Gilberto Vázquez Cortés no estaba bien.

La pareja estaba separada, pero no divorciada. Él frecuentaba a Imelda, iba por ella a su trabajo y tenía contacto con sus parientes.

"¿Por qué lo hizo? Qué bien lo planeó, qué bien nos trabajó", recordó la Señora Mary, madre de Imelda, respecto a esos momentos.

Gilberto le llamaba diario para avisarle que llevaría a Imelda a su casa, en la Colonia Monumental, pero el día del asesinato -29 de septiembre de 2012- no lo hizo.

Policías acudieron al domicilio de la señora Mary y le indicaron que tenía que presentarse en un puesto de socorro.

Al llegar, recibió la noticia de que Imelda había fallecido producto de una agresión a golpes.

"Yo dije 'ay, pobre muchacho, ya está solo', porque ella ya se estaba separando, ya tenía como tres meses y medio aquí conmigo, 'pobre muchacho solo'", contó la señora Mary.

"Ay, le preparé su sándwich, sus quesadillas, sus taquitos de frijol, 'ten, Gil, para que te los lleves...'. Al día siguiente: ¡la mandó a matar!".

Según informes de la extinta Procuraduría Estatal, la versión inicial de Gilberto fue que dos sujetos golpearon a Imelda y le robaron el coche a él.

No obstante, cayó en contradicciones y confesó que él mandó matar a su esposa por celos.

Gilberto fue consignado por parricidio, aun cuando la legislación que tipificaba el feminicidio ya había entrado en vigor.

El asesinato de Imelda sería uno de los 88 crímenes que, según el Cómite de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos la Mujer, no ha sido reconocido como feminicidio en Jalisco.

El asesinato de Imelda motivó el documental titulado "Silencia" a cargo de los directores Esteban Contreras y...

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