Donald Polk

AutorFabrizio Mejía Madrid

Según esta versión, cuando dispararon la bala del cañón del barco, ésta no salió, sino que explotó sobre la audiencia, que incluía al presidente John Tyler y mató instantáneamente no sólo a su prometida sino también al secretario de Estado Abel Upshur y al de Marina, Thomas Gilmer. Se dice que ese evento fortuito llevó a un expansionista como John Calhoun a la secretaría de Estado. Pero la idea de anexar Texas y otros territorios mexicanos era un "deseo expansionista" del que el triunfo de Polk era sólo la prueba. Como en el caso actual de Donald Trump, las decisiones políticas no son de un hombre y su personalidad -"es un ", dicen los medios- sino que expresan cierta voluntad de sus electores.

La llegada de Polk a la Casa Blanca estuvo mediada por una idea creciente entre los electores y machacada en los periódicos: "anexión o secesión". Los esclavistas del sur sólo veían la salida de hacerse de más estados a cambio de no separarse del norte industrial. Crearon, entonces, la versión -que hoy llamaríamos- de una Gran Bretaña deseosa de rescatar a Texas de su desastre financiero a cambio de que prohibieran la esclavitud, poniéndole un freno a las plantaciones del sur y abriendo un corredor por el Mississippi para que los esclavos huyeran hacia México. Un México que debía indemnizaciones por 95 incidentes de robo a comerciantes norteamericanos y que jamás había reconocido la independencia de Texas. Un territorio como Oregon, administrado a medias por los británicos. El mentor de James Polk, el expresidente Andrew Jackson, lo había escrito: "Sólo una frontera como el río Grande nos hará invencibles". Es un tema muy estadunidense: expandirse para aislarse. Los votantes se sentían amenazados en las fronteras y su sistema de vida -la esclavitud- en riesgo. Hacerse continentales, del Atlántico al Pacífico y, al sur, hasta un río caudaloso, los calmaba. Antes de enfrascarse en una guerra civil, preferían una guerra con México.

Polk no era un político querido; perdió dos veces para gobernar su estado adoptivo, Tennessee, pero, justo para la convención del Partido Demócrata, se definió por la anexión de Texas. Su contrincante, el una vez presidente Van Buren se sostuvo en el principio del exsecretario de Estado, Daniel Webster: "La esclavitud es un mal moral, social y político". Y perdió. Los demócratas se unieron en torno a la expansión y Polk ajustó su postura hacia ellos: México podría pagar las indemnizaciones que debía -6 millones de dólares- a...

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