"Dos fridas", la relación entre Kahlo y Judith Ferreto

AutorAnne Marie Mergier

PARÍS.- «Todas las enfermeras que me traen roncan». Suena dura la voz de Frida Kahlo. La cámara da vuelta alrededor de la cama con dosel en la que esta acostada, y enfoca a Judith.

¿Cuál es su experiencia, Judith...?

. No se suaviza la voz de Frida. Se endereza Judith. Está de pie ante la ventana de la recámara, a la vez tímida y resuelta, prudente y atrevida.

Estudié en el hospital San Juan de Dios de Costa Rica y en el Memorial Hospital de Nueva York... Conozco las técnicas soviéticas de rehabilitación...

, responde. «Ya las muchachotas me dijeron de ti... Pero quiero saber cuánto cobras...», sigue preguntando Frida con el mismo tono de voz.

Judith contesta sin contestar:

Si yo pudiera no le cobraría. Lo que más quiero es ayudarla.

No se conmueve Frida. Más inquisitiva aun, indaga:

¿Eres comunista?.

Judith sigue contestando sin contestar:

Soy una escorpión.

Frida calla unos segundos y replica:

Lo tengo que consultar con mi marido.

No queda el más mínimo matiz de soberbia en su voz. Sólo se percibe un gran cansancio.

Esa primera cita de Frida Kahlo con Judith Ferreto en la Casa Azul de Coyoacán es la escena que abre Dos Fridas, de la realizadora costarricense Ishtar Yasin Gutiérrez. La película, que aún no tiene fecha de estreno, fue presentada a Proceso por su autora en proyección privada.

La luz que inunda la recámarra de la pintora es melancólica y el ambiente muy singular. El encuentro se percibe a la vez esencial, real e irreal. No es una recreación formal de la entrevista entre la artista y su enfermera. Es tan sólo el recuerdo de ese momento que Judith guarda en su memoria.

Los caminos de Frida Khalo y Judith Ferreto se cruzan por primera vez en el Hospital Inglés a mediados de 1949. Judith cuida a Carmen Lyra, una gran intelectual costarricense, comunista y feminista exiliada en Mexico, que fallece en mayo de ese mismo año. Frida aguanta más o menos estóicamente una de sus multiples hospitalizaciones.

Ambas mujeres se vuelven a ver poco tiempo después en la Casa Azul, en una cita de trabajo al cabo de la cual Frida contrata a Judith.

Empieza entonces una relación densa entre la pintora y su enfermera que se convierte en una amistad tan compleja como explosiva. Judith y Frida, respectivamente interpretadas por la muy talentosa actriz portuguesa, María de Medeiros y por la misma Ishtar Yasin, tienen casi la misma edad. La primera nace en 1907 y la segunda en 1908, pero las dos afirman haber nacido en 1910, año de la Revolución mexicana.

Es difícil imaginar a dos personalidades más antagónicas -insiste Ishtar-. Frida es puro deseo, pura pasión. Se come la vida de un bocado. Es desenfrenada. No tiene límites. Está ebria de libertad. En cambio Judith es pura disciplina, puro rigor. Es obsesiva con el orden, la limpieza, la higiene. Es una enfermera profesional de alto nivel, pero...

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