Editorial Gallimard: 100 años, 40 mil títulos

AutorRafael Vargas

La historia de la literatura francesa de los últimos 100 años está ligada de manera inextricable a la casa editorial Gallimard, mundialmente conocida. Su catálogo cuenta con más de cuarenta mil títulos y son muy pocos los grandes escritores de lengua francesa que no figuran en una u otra de sus colecciones, pues esa casa tiene buen cuidado de adquirir así sea una obra menor de los nombres más célebres con tal de que no estén ausentes de su registro. Una de esas excepciones es Roland Barthes, el gran descifrador de los signos y representaciones entre los que habitamos. Barthes fue siempre leal a Seuil, otra de las grandes editoriales de Francia, donde publicó todos sus libros.

Existe, sin duda, una razón histórica para tal esmero: a finales de 1912 Jean Schlumberger y André Gide reciben y rechazan el original de Por el camino de Swann, primera parte de la maravillosa obra de Marcel Proust, En busca del tiempo perdido. (“El autor es un hombre mundano; gravita en una órbita moral, social y estética que no es la nuestra.”) Al año siguiente el libro aparece impreso por Bernard Grasset, financiado por el propio autor.

En carta del 11 de enero de 1914 Gide le dice a Proust: “Desde hace varios días no puedo apartarme de su libro. ¿Por qué algo que me gusta tanto tiene que causarme dolor? El rechazo de este libro permanecerá como uno de los más graves errores de la NRF y uno de los pesares, de los remordimientos más punzantes de mi vida.”

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La idea de una gran editorial literaria, como lo ha sido Gallimard durante tantos años, se debe precisamente a André Gide, quien hacia 1908 comenzó por imaginar una revista literaria con un grupo de amigos. Esa revista sería la Nouvelle Revue Française, una de las pocas publicaciones que imprimió dos veces un primer número, en ambos casos diferente. El primer número uno apareció el 15 de noviembre de 1908, pero sus redactores (Eugène Montfort, Henri Ghéon, André Gide, Jacques Copeau y Jean Schlumberger, entre otros) tuvieron diferencias insalvables. Para el segundo primer número, fechado en febrero de 1909, Montfort ha desaparecido mientras que Gide y Copeau destacan como los conductores más visibles.

En lo sucesivo, y durante muchos años, la revista –cuyo monograma, nrf, diseñado por Schlumberger, se convertirá en una rúbrica inconfundible– aparecerá cada mes. Romain Rolland, Paul Claudel, Léon-Paul Fargue, Valéry Larbaud y Jacques Rivière son algunos de sus primeros y más constantes colaboradores.

La revista es muy bien recibida, y estimula nuevos proyectos en la imaginación de Gide. A mediados de 1910 ya piensa en convertir la...

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