Educación, cerrazón y tragedia

AutorHéctor Tajonar

En cualquier caso, la violencia es totalmente ajena al derecho humano fundamental de más de 30 millones de alumnos a recibir una educación de calidad, e igualmente contraria al interés nacional. Hoy más que nunca, el futuro educativo del país está hundido en un mazacote de ambiciones políticas torcidas. No será fácil superar la competencia de necedades que ello implica.

La tragedia de Nochixtlán obligó al gobierno a reanudar las negociaciones en la Secretaría de Gobernación con los representantes de la CNTE, suspendidas hace un año, cuyo reinicio había sido rechazado por el secretario de Educación, Aurelio Ñuño. No obstante, hasta ahora (miércoles 29) dichas reuniones han sido estériles debido a la cerrazón de ambas partes, contraria al diálogo que supone la buena disposición de los interlocutores para llegar a un acuerdo. Los sonrientes líderes de la coordinadora sienten tener contra las cuerdas al secretario Miguel Ángel Osorio Chong y exigen derogar toda la reforma.

Escasos de argumentos propositivos, los representantes de la CNTE saben que su poder radica en la capacidad para crear un caos vial en varias ciudades y carreteras de la República y, si hiciera falta, incendiar al país en una ola de violencia para provocar una respuesta represiva que el gobierno quisiera evitar a toda costa, sobre todo después del funesto fracaso del operativo en Nochixtlán. A ello se debe que la defensa de sus derechos y prebendas esté basada en la confrontación, casi siempre violenta.

Por su parte, el gobierno de Enrique Peña Nieto no quiere dar marcha atrás a una de las pocas reformas que podrían significar un motivo de orgullo para su malograda gestión. La estrategia para recuperar la necesaria rectoría del Estado en materia educativa incluyó la elaboración de una reforma constitucional enfocada a rediseñar la estructura laboral del magisterio, al tiempo de acotar el enorme y corrupto poderío del SNTE. Se encarceló a su líder vitalicia y se nombró a un sucesor previamente domesticando, se promulgaron las leyes de Educación, del Servicio Profesional Docente y del Instituto para la Evaluación de la Educación. La reforma educativa fue aprobada en el Congreso por amplia mayoría, pero sin haber sido previamente negociada con la disidencia magisterial. Ese es el origen de las protestas de la CNTE.

A ello hay que agregar la cerrazón y altivez del secretario Ñuño, quien montó una intensa campaña de comunicación, especialmente a través de la televisión...

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