Un efecto distractor llamado Carstens

AutorCarlos Acosta Córdova

Si logra franquearse la férrea defensa que los países europeos han hecho en torno de las aspiraciones de la ministra francesa de Economía, Christine Lagarde, para el cargo de director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), no será Agustín Guillermo Carstens Carstens –exsecretario de Hacienda y hoy gobernador del Banco de México– el primer mexicano en dirigir un organismo multilateral.

No será tampoco el primero al que se le atribuyan credenciales, prendas, habilidades, prestigio, reconocimiento internacional, para desempeñarse en un cargo de esa envergadura.

Y su eventual arribo al mando del FMI, más allá del fortalecimiento que pueda significar para la imagen del país en el exterior, en nada ayudará a resolver la paradoja que es el hecho de que México, semillero de hombres ilustres en materia de economía y finanzas, con resonancia internacional, no deja de ser un país subdesarrollado, con crecimiento económico mediocre, con muchas taras que impiden el uso eficiente de sus recursos naturales y humanos…

Es larga la lista de mexicanos prestigiados, reconocidos internacionalmente, la que precede a Carstens. Por ejemplo, Antonio Ortiz Mena, secretario de Hacienda en los sexenios de Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz (1958 a 1970), presidió el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) durante 17 años, de 1971 a 1988.

Antes de él, Eduardo Suárez, secretario de Hacienda cinco años con el presidente Lázaro Cárdenas –le tocó recomponer la economía luego de la expropiación petrolera– y los seis de Manuel Ávila Camacho –es decir, ocupó el cargo de 1935 a 1946–, también fue un funcionario distinguido internacionalmente.

Él encabezó el equipo de mexicanos ilustres –entre ellos, Daniel Cosío Villegas, Víctor L. Urquidi, José Medina Echavarría, Javier Márquez y Raúl Martínez Ostos– que participaron en las deliberaciones de junio de 1944, en Bretton Woods, Estados Unidos, de las cuales surgieron por cierto el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Además de esos casos emblemáticos, en la historia económica del país destacan personajes que han dejado huella, como José Yves Limantour en el porfiriato, que puso orden en las finanzas y la economía del país los últimos siete años de ese periodo; como Alberto J. Pani, fundador con Manuel Gómez Morín del Banco de México y que fue secretario de Hacienda, aunque intermitente, durante 13 años, en los gobiernos de Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez. Es decir, entre 1920 y 1933.

También destacan Ramón Beteta Quintana, uno de los fundadores de la Escuela Nacional de Economía de la UNAM, que luego sería Facultad, además de secretario de Hacienda con Miguel Alemán (1946-1952), y Antonio Carrillo Flores, titular de la misma secretaría en el gobierno de Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958), al que se le atribuye una participación decisiva en la construcción de las principales instituciones financieras del país.

En el sexenio de Luis...

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