Los efectos geopolíticos

AutorPatricia Lee Wynne

La investigación sobre el derribo del vuelo MH17 en Ucrania no ha concluido, pero la mayoría de los líderes y medios occidentales ya tienen un culpable. Basta leer los titulares de varios periódicos ingleses: "Putin mató a mi hijo", escribió el Daily Mail; "La guerra de Putin", tituló Daily News; "El misil de Putin", encabezó The Sun, "Las víctimas de Putin", cabeceó el Daily Mirror.

La trágica suerte del avión de Malasia -donde perdieron la vida 295 personas- es un factor más para inclinar el tablero en el gran juego político global, colocando a Rusia en el banquillo de los acusados.

Los tres niños que viajaban a Australia con su abuelo o los científicos que iban a la conferencia sobre sida, son ahora un argumento para aceitar la maquinaria bélica e imponer durísimas sanciones contra Moscú; la respuesta es el aumento del sentimiento antioccidental en Rusia, mientras la guerra -en la cual han muerto unas mil 500 personas, más que en Gaza-continúa su curso destructivo en la región ucraniana del Donbáss.

La guerra en Donbáss

"El gobierno de Ucrania prometió no bombardear Donetsk, pero la bombardea de manera permanente. Prometió un cese al fuego, pero no lo hubo. Disparos, bombas, son cosa de todos los días. Tengo amigos que están del lado de Ucrania, pero otro amigo murió combatiendo por la República Popular de Donetsk. Me da mucha pena porque todos son buena gente, tienen parte de razón, pero se matan unos a otros", dice por teléfono desde Donetsk el comerciante Roman Serdiuk.

Comenta que muchos de sus amigos se fueron a Odesa, Lvov, Kiev y otras ciudades pero "no encuentran trabajo ni pueden alquilar departamentos, porque consideran terroristas a todos los habitantes de Donetsk. No los consideran personas. Se olvidaron que éramos un solo pueblo".

"La gente empezó a darse cuenta de que hay una verdadera guerra en Ucrania después del terrible derribo del avión. Hay refugiados viviendo en los bosques sin nada de ayuda, casas destruidas, niños en las calles. La vida de unos ucranianos parece valer menos que la de otros ucranianos", se lamenta Martin Repetto, argentino que trabajó como chef en el hotel cinco estrellas Donbáss Palace en Donetsk, donde se casó y tuvo a su hija.

"Desde mi ventana, en el centro de Donetsk, veo cuatro humaredas a lo lejos y los testigos hablan de muchas víctimas entre la gente inocente. En la estación de autobús, donde hay un intenso tiroteo, hay una casa para pensionados. Ayer hablé con el director y me dijo que hay 160 enfermos.

¿Quién los saca? ¿Quién les informa de posibles bombardeos, si ni siquiera las autoridades de la ciudad se enteran?", escribió en su página de Facebook Enrique Menén-dez, dueño de una empresa de publicidad.

En una región eminentemente industrial...

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