El ejemplo de Gerardo Unzueta

AutorMarta Lamas

Gerardo y Arnoldo eran una mancuerna política impresionante, y aunque Arnoldo era más una figura pública, al interior de la izquierda Unzueta era igual de admirado, respetado y querido. El pasado jueves 30 de enero, en la Casa de la Cultura de Tlalpan, se llevó a cabo un homenaje a su impecable trayectoria dentro del ciclo "Los caminos de la izquierda en México", con el que la delegación Tlalpan intenta recuperar la riqueza de esa lucha en nuestro país. Con intervenciones de Fernanda Campa, Paco Ignacio Taibo, Humberto Musacchio (en voz de Gilberto Meza) y la propia delegada Maricela Contreras, y con Rosa Albina Garavito como moderadora, los asistentes tuvimos oportunidad de manifestar nuestro reconocimiento más que merecido a este luchador social.

Cargando con dignidad sus 89 años, y con la cabeza lúcida y el buen talante de siempre, Unzueta, uno de los grandes personajes de la izquierda mexicana, habló brevemente: primero agradeció la labor tenaz del equipo de militantes que construyó el PCM y destacó la figura de Martínez Verdugo. Luego, más que hacer una "retahíla" de los distintos hitos de su trayectoria, habló del período en que fue preso político, de la célula "Guadalupe Victoria", compuesta por los 27 detenidos del movimiento estudiantil del 68, y de la lucha por conseguir la amnistía de los presos políticos, incluso los que no eran del 68. El papel crucial que Unzueta jugó como maestro de los presos y la manera en que contribuyó a la formación política desde la cárcel, incorporándolos a la discusión teórico-política del PCM, fue subrayada luego por los comentaristas.

Unzueta no quería un homenaje a su persona, así que le solicitó a Fernanda Campa que, en vez de hablar de él, hablara sobre lo que implica la reforma energética. Campa le obedeció amplia y rigurosamente, pero no sin antes relatarnos que el padre de Gerardo fue un activo sindicalista, secretario en el comité de huelga de la Huasteca Petroleum Company. La huelga fue aplastada y la familia tuvo que enfrentar las agresiones de las guardias blancas de la empresa, lo que marcaría al niño que después seguiría los pasos de su padre en la defensa de los trabajadores.

Musacchio recordó el rompimiento de Gerardo con el estalinismo, su apertura teórico-política y transmitió la imagen de un hombre valiente, disciplinado, capaz de discutir sin dogmas, escritor y periodista persistente e incorruptible. Por su parte, Paco Ignacio nos recordó que no es fácil envejecer...

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