El ejército británico, bajo sospecha de violar derechos humanos en Medio Oriente

AutorLeonardo Boix

LONDRES.- La mañana del 27 de agosto de 2003 el policía iraquí Raid Al-Mosawi salía de la casa de su familia en un barrio humilde de Basora -en el sureste de Irak-, en dirección a su trabajo, cuando intempestivamente fue asesinado por un soldado británico del Regimiento de Lancashire, quien le disparó a quemarropa.

Al-Mosawi, de 27 años, había trabajado junto a las fuerzas británicas que patrullaban Basora supuestamente para mantener el orden y la seguridad tras la invasión anglo-estadunidense a Irak.

Unas 24 horas después del incidente, el mayor Christopher Suss-Francksen, a cargo del Regimiento de Lancashire, escribió un reporte oficial al Ministerio de Defensa en Londres en el que indicó que no había necesidad de investigar el incidente.

Según el militar, Al-Mosawi había disparado primero, luego de ignorar un grito de alerta del soldado británico, que "actuó en defensa propia".

Su informe indicaba que otro soldado británico había presenciado el tiroteo y que éste había confirmado que el policía iraquí disparó primero.

Sin embargo, detectives del Equipo de Acusaciones Históricas de Irak (IHAT), que investigaron durante años los presuntos crímenes de guerra cometidos por las tropas británicas durante la ocupación de Irak, concluyeron que se trató de un acto ilegal, encubierto de forma flagrante por la cúpula militar.

El de Al-Mosawi fue sólo uno de decenas de casos que dio cuenta de cómo el gobierno de Gran Bretaña y las fuerzas armadas de ese país encubrieron asesinatos de civiles, incluidos niños, además de torturas y vejaciones físicas, perpetrados a manos de las tropas británicas en Afganistán e Irak, hechos calificados como crímenes de guerra.

Según una amplia investigación realizada por la BBC de Londres y por el semanario inglés The Sunday Times, publicada el pasado domingo 17, toda la evidencia obtenida apuntó contra las autoridades británicas y la cúpula militar del país por encubrimiento de asesinato de civiles. El amplio informe logró entrevistar a 11 detectives británicos que coincidieron en calificar los hechos como crímenes de guerra.

Las nuevas pruebas provienen del IHAT y de la Operación Northmoor, la que investigó presuntos crímenes de guerra en Afganistán.

El gobierno de la entonces primera ministra británica Theresa May decidió cerrar en 2017 el IHAT y la Operación Northmoor, luego de que Phil Shiner, un abogado que llevó más de mil casos en el IHAT, fue destituido tras acusaciones de que había pagado a colaboradores en Irak para encontrar...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR