Embrollo político, legislativo y religioso

AutorBernardo Barranco

En la mañanera del martes 17 expresó: "No considero que modificar este principio ayude; al contrario, ya en su momento hubo una confrontación. Eso motivó hasta una invasión extranjera... Eso ya está resuelto desde hace más de siglo y medio. Se resolvió la separación del Estado y la Iglesia".

Aparentemente, la iniciativa de reforma nació muerta. Sin embargo, ¿hasta dónde el propio presidente es responsable de que se produzcan estas confusiones? ¿Un presidente-predicador y salvador de almas podría propiciar equívocos sobre el papel social de las Iglesias en las propias filas de Morena? ¿Soledad Luévano, de Morena, es la senadora solitaria que redacta una compleja reforma legal?

El asunto tiene varias aristas. Vayamos por partes.

Primero, propongo asomarnos a la iniciativa de reforma a la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, presentada por Luévano. Sin duda es regresiva y atenta contra el Estado laico. La ley vigente está sustentada en la separación entre el Estado y las Iglesias. Tramposamente, en la exposición de motivos se indica que hay que actualizar una ley que fue redactada hace 27 años y modernizarla con conceptos jurídicos contemporáneos, como "libertad religiosa" y los "derechos humanos".

De un plumazo, la iniciativa de reforma borra el enunciado de la ley vigente que se refiere a la separación del Estado de las Iglesias, dando pie a demandas clericales solicitadas desde hace lustros, como un mayor acceso a los medios de comunicación, flexibilidad económica, apertura educativa, objeción de conciencia, validez de estudios y el acceso a los cuarteles militares, entre otras.

Bajo la nueva visión de la laicidad tutelada en la libertad religiosa, la iniciativa de la senadora Luévano propone la apertura del Estado a la intervención de las Iglesias en materia político-social. El párrafo así lo indica: "El principio de separación del Estado y las Iglesias no impide la contribución y colaboración recíprocas en tareas comunes de beneficio social, respetando los respectivos ámbitos de competencia", así como "celebrar convenios de colaboración con las dependencias y entidades de la administración pública de los tres órdenes de gobierno".

Ahí está presente la obsesión de AMLO y de la 4T por incorporar a las Iglesias en los programas sociales, con el fin de restituir el tejido social. Como si las Iglesias no fueran también responsables de la crisis de los valores de la sociedad.

La iniciativa de la senadora de Morena también otorga toda...

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