Emilio Carballido, a una década de su muerte

AutorEstela Leñero Franco

Rosa de dos aromas es tan divertida y adelantada a su tiempo, que lavemos constantemente en los escenarios. En ella, dos mujeres descubren que son esposas del mismo hombre y en vez de decidir sacrificarse, se solidarizan una con la otra y emprenden una aventura juntas. Las piezas de Carballido han trascendido por haber logrado tocar el alma femenina y construir universos con una técnica dramatúrgica sorprendente. En ellas muestra desde realidades provincianas de los cincuenta, como Felicidad y La hebra de oro, hasta historias de mujeres más contemporáneas, como las de Orinoco.

Emilio Carballido contaba que él empezó a escribir desde los diez años. Cómics con díálogos, decía, y con ellos también creó textos teatrales con las historias que su abuela y su madre le contaban.

Aunque fue alumno de Rodolfo Usigli, siempre renegó de él por su carácter adusto y frío hacia sus alumnos, y reconoció a Fernando Wagner como su formador desde el escenario. Fue su alumno en la carrera de Letras inglesas de la UNAM y su asistente en los trabajos de dirección. Cuenta que cuando se estrenó Rosalba y los llaveros en 1950 en el Palacio de Bellas Artes, dirigida por Salvador Novo, él quería que la dirigiera Fernando Wagner, pero como Novo era el que lo había invitado y encabezaba la dirección de Teatro del I NBA, no lo pudo lograr hasta dos años después.

Treinta y siete años más tarde se instituyó el Premio Nacional de Dramaturgia Emilio Carballido, convocado por la Universidad Autónoma de Nuevo León, para fomentar el desarrollo del quehacer literario de los dramaturgos mexicanos, y a través del...

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