¿Empoderamiento o emancipación?

En los últimos años en México ha habido un aumento de empoderamiento de las mujeres: más mujeres en altos puestos de trabajo asalariado, de representación política y de gestión pública. El tenaz deseo de estudiar, de incursionar en espacios profesionales antes vedados, junto con infinidad de pequeñas y grandes pugnas por hacer valer derechos y enfrentar prejuicios, han ubicado a las mujeres como protagonistas en el ámbito público. Pero tal empoderamiento político y económico de algunas mujeres no ha sido parejo y una inmensa mayoría sigue inmersa en desigualdades sustanciales, asociadas a su clase social, su edad, sus orígenes étnicos y su grado de escolaridad.

Pero aun en el caso de las privilegiadas que supuestamente están "em-poderadas", muy pocas han logrado emanciparse del mandato cultural de la feminidad. Emanciparse quiere decir liberarse de la tutela, la servidumbre, o de cualquier clase de subordinación o dependencia. Y de lo que la mayoría no se ha emancipado es el mandato cultural de la feminidad: ser obedientes, recatadas, y hacer "por amor" el trabajo de cuidado de los seres vulnerables.

Todavía hoy las mujeres tienen dificultades para plantear políticamente que hay que distribuir el trabajo de cuidado. El cuidado es el requerimiento más sustantivo de la vida social y el derecho a ser cuidado debe estar acompañado de la obligación del Estado de proveer la infraestructura y los servicios necesarios.

Esto implica revisar y poner al día muchas políticas y servicios del gobierno, para abordar puntualmente los problemas y dolores provocados por la insolidaridad social del sistema socioeconómico. E implica una gran inversión en servicios de cuidado infantil, educación extraescolar, servicios de cuidado para personas ancianas, enfermas o con una discapacidad, con derechos laborales (salario y pensión a las personas que llevan a cabo los trabajos de cuidados dentro de la familia), una ley de protección a las personas dependientes que no tengan familiar que las cuide. Pero lo sustantivo del problema es que las mujeres hacen el trabajo de cuidado como madres abnegadas, esposas abnegadas, hermanas abnegadas e hijas abnegadas.

Hace 47 años Rosario Castellanos hizo precisamente una conferencia magistral titulada "La abnegación ¿una virtud loca?" Abnegación es una palabra que viene del latín ab negare y que significa negarse a sí misma. Nuestra escritora incitaba a rechazar el victimismo, a terminar con la autocomplacencia femenina y...

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