Un engaño más de la Cuarta Transformación

AutorElisur Arteaga Nava

Con eso de que una vez que el presidente de la República ha firmado una iniciativa y la presenta existe la consigna de que no se le quite ni agregue nada, de que se apruebe por el Congreso de la Unión y las legislaturas de los estados rapidito y de buen modo, necesariamente llevó a que se colaran en la ahora publicada deficiencias, errores y excesos. Eso para decirlo suavemente, pues en el fondo hay un engaño más.

Muchas de las deficiencias las hicieron notar los especialistas e interesados. Yo estuve dentro de estos últimos.

La reforma, como otras aprobadas en el actual sexenio, era innecesaria. Además es defectuosa. Se trata de algo muy simple: hacer ruido para no perder la atención del público. Ese es el elemento común que se presenta en todas las restantes reformas.

El texto anterior, con otros términos, disponía lo mismo que la reforma publicada el viernes 19. Por ello digo que era innecesaria. El texto ahora derogado disponía:

El Presidente de la República, durante el tiempo de su encargo, sólo podrá ser acusado por traición a la patria y por delitos graves del orden común.

El texto reformado dispone lo siguiente:

"Durante el tiempo de su encargo, el Presidente de la República podrá ser imputado y juzgado por traición a la patria, hechos de corrupción, delitos electorales y todos aquellos delitos por los que podría ser enjuiciado cualquier ciudadano o ciudadana."

Se pretende que la novedad está en que se prevé, de manera expresa, que el presidente en ejercicio puede ser juzgado por dos rubros específicos: hechos de corrupción y delitos electorales. Los primeros están englobados dentro del rubro de delitos graves del orden común que aparecía en el texto anterior.

Por lo que toca a delitos electorales, en apariencia se trata de una gran novedad. En la práctica no lo es. No exagero. El actual fiscal en materia de delitos electorales, José Agustín Ortiz Pinchetti, un acreditado jurista y un luchador social, es un amigo de toda la vida de AMLO. Fue su secretario general de Gobierno en el tiempo en que éste se desempeñó como jefe de Gobierno del Distrito Federal.

Salvo prueba en contrario, me temo que el distinguido fiscal, por más que AMLO ha intervenido y siga haciéndolo en el proceso electoral que se avecina, que haga campaña a favor de los candidatos de su partido, descalifique a sus adversarios, use la vacunas a favor de su partido e, incluso, defienda a como dé lugar a un candidato a gobernador cuestionado por ser presunto violador...

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