El enigma de la biblioteca de Sor Juana

AutorRodrigo Vera

Sor Juana Inés de la Cruz vendió su vasta biblioteca para ayudar a los afectados por las hambrunas y las epidemias que asolaban a la Nueva España a finales del siglo XVII. Encargó la venta de sus libros a un viejo amigo suyo, el sacerdote José Lombeida, quien los fue vendiendo aun después de que la poetisa murió, en abril de 1695.

A decir del investigador Alejandro Soriano Vallés, el padre Lombeida entregaba el dinero de la venta al entonces arzobispo de la Ciudad de México, Francisco de Aguiar y Seixas, para que éste hiciera las obras de caridad. Pero Lombeida murió en julio de ese mismo año –sólo tres meses después de fallecida Sor Juana–, por lo que dispuso en su testamento que el arzobispo se quedara con lo que restaba de la biblioteca.

Fechado el 15 de julio de 1695, dice el testamento:

Declaro que la madre Juana Inés de la Cruz religiosa que fue del convento del glorioso doctor San Jerónimo ya difunta me entregó distintos libros para que los vendiese, y habiendo fallecido dicha religiosa en virtud de mandato del Ilustrísimo señor arzobispo desta diócesis continué en la dicha venta y su procedido lo he ido entregando a su Señoría Ilustrísima y los que han quedado en ser están en mi poder ordeno y mando se entregue a dicho señor arzobispo.

Soriano Vallés, quien consiguió el testamento y acaba de publicar la más reciente biografía sobre la poetisa, Sor Juana Inés de la Cruz, doncella del verbo (editorial Garabatos de Hermosillo, Sonora), da su interpretación:

“El testamento de Lombeida echa definitivamente por tierra la versión de que Aguiar y Seixas le quitó la biblioteca a Sor Juana, con la intención de acallarla e impedir que siguiera escribiendo, como sostienen sin pruebas algunos de sus biógrafos, principalmente Octavio Paz, Antonio Alatorre y Elías Trabulse.”

–¿Es auténtico el documento?

–Bueno, puede consultarlo cualquier investigador, pues se encuentra en el Archivo General de la Nación. Concretamente, es el expediente número 44, de la caja 877, del área de Bienes Nacionales. Confío en que es original, pues es muy difícil que en ese archivo haya documentos falsos. Muy difícil.

–¿A qué se debe entonces que nadie haya reparado en él?

–Se debe, supongo, a que muy pocos saben quién fue José Lombeida. Ese nombre no le dice nada incluso a muchos sorjuanistas. Aunque yo lo había mencionado en mis investigaciones, lo consideraba un personaje secundario en la vida de la religiosa. Ahora veo que no fue así.

“Por otra parte, el testamento de Lombeida contiene 25 cláusulas, y solamente en una, la cláusula 20, refiere que Sor Juana le encargó vender su biblioteca. En las demás ni siquiera menciona a la monja, habla de que encomienda su alma a Dios y de otras disposiciones usuales en un moribundo. Esto hacía que el documento fuera difícil de detectar.

“Le confieso que yo mismo no había reparado en él. Lo encontró Ken Ward, un investigador estadunidense. Y éste se lo comunicó a otro investigador, Luis M. Villar, de la Universidad de Wisconsin-Madison. Fue Villar quien a principios de febrero pasado me facilitó el testamento, que para mí resultó valiosísimo, pues yo sí tenía referencias del padre Lombeida.”

–¿Fue gran amigo de Sor Juana?

–Sí, fue muy cercano a...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR