Entregas en caliente / ¿Carguero o crucero?

Paco Jones sale del mercado con una sonrisa en la boca tras haber follado con Marly, bajo su puesto de comida. En su billetera sigue teniendo el billete de a cien y una tarjeta. Son los datos del capitán de un carguero que podría llevarlo hasta Europa, a donde le urge llegar para buscar a Rebeca, secuestrada por un tratante de mujeres.

En el muelle hay centenares de barcos. Grandes, llenos de contenedores que se descargan gracias a unas enormes grúas. Paco Jones no puede dejar de mirar todo el movimiento del puerto. Es fascinante cómo se organiza todo ese mundo que, hasta ahora, había quedado fuera de su alcance. Se imagina que, en un futuro, cuando él y Rebeca estén por fin juntos, tendrán una empresa de mensajería tan grande que contará con varios de esos barcos enormes.

Paco Jones pronto descubre qué es lo que no le gusta de ese mundo de cargueros: casi no hay mujeres. De hecho, no ha visto a ninguna desde que bajó a la zona de descargas. Eso sí: a cambio hay un montón de hombres con pinta de matones. Son marineros rudos, fuertes, tatuados en los brazos, con las barbas a medio crecer, con cara de pocos amigos.

Es sólo una primera impresión. Pronto descubre que, si bien son rudos, también son amables. Se acercó a ellos para preguntar por el barco que estaba buscando. Discutieron un rato antes de señalarle un punto a lo lejos. Paco caminó hasta allá sin dejar de ver el movimiento del lugar. ¿Y si se quedara en el puerto? De inmediato renunció a la idea: nunca podría trabajar en un sitio sin mujeres. Aunque Marly lo estuviera esperando en el mercado, Paco se deprimiría conforme pasaran las horas sin contacto femenino.

Al fondo del muelle sólo había un enorme crucero, de ésos que salen en la tele. Todo blanco, con miles de ventanitas en los costados y varios...

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