Entregas en caliente / ¿Y Ricky?

Natasha y Rebeca están en un parque de diversiones de Florida. Llegaron ahí pues Natasha descubrió unas imágenes en Internet que mostraban al amor de su vida follando con una mulata calva en medio de los pantanos de la región. Si se desviaron hacia el parque de diversiones fue porque en el avión descubrieron que varios fans de los personajes que habitan esos parques, son adictos al sexo con botarga. Así que Natasha y Rebeca se disfrazaron de hadas y siguieron la aventura.

Una vez en el parque, las dos amigas aprovechan para hacer más verosímil su disfraz. Se amarran de unas sillas voladoras y se dejan llevar por el impulso del juego mecánico. Sobra decir que, desde abajo, sus piernas se ven más que apetecibles. También, que el efecto se multiplica cuando Rebeca comienza a balancearse hasta que consigue enredar la cadena que la sostiene con la de Natasha. Entonces comienzan a besarse en las alturas. La sensación de libertad y del aire golpeando sus caras las excita. Pronto, sus calzones caen sobre las tazas locas, sus vestiditos de hada vuelan hasta un juego con un elefante y los dedos de la una entran en la vagina y el ano de la otra, quien le corresponde con creces. Ninguna botarga se pierde el más mínimo movimiento de ellas. De hecho, el operador del juego gira la perilla para que el vuelo de las hadas dure más de una hora. Una hora entera en la que Natasha y Rebeca se inspeccionan sus cuerpos sin pensar en nada más.

Cuando bajan, aún desnudas, la multitud las ignora. Es como si no existieran. El hombre vestido de rábano que habló con Rebeca en el avión se acerca hasta ellas.

-Te dije que nos gustaba el sexo disfrazados. Ustedes no lo entendieron. Tendrán que abandonar el parque.

Acto seguido, un...

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