Epidemia de "montepíos patito"

AutorJuan Carlos Cruz Vargas

Los altos niveles de desempleo, subempleo o de comercio informal y el acceso limitado de la población a las instituciones ban-carias dejan el camino abierto a las casas de empeño que aprovechan la deficiente regulación del gobierno mexicano para operar con grandes ganancias y escasas garantías para los usuarios.

Según la Asociación Mexicana de Empresas de Servicios Prendarios (Amespre), de las 6 mil 500 casas de empeño en el país aproximadamente 2 mil están afiliadas a ese organismo o tienen contrato de adhesión con la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), principal regulador de estas empresas.

Marco Carrera Santa Cruz, vocero de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), señala de entrada que un motivo para desconfiar de las casas de empeño es que no estén registradas ante la Profeco.

Dice a Proceso: "Todo se deriva de una baja penetración del sistema financiero formal. En la medida en que no se pueda revertir de manera importante esa situación, se da origen a la informalidad y dentro de ella puede pasar lo que se te ocurra".

Riesgo de lavado

Aproximadamente 70% de las casas de empeño en el país opera al margen de la ley, con tasas de interés elevadas y nula transparencia; además, señalan especialistas, son lugares donde podría lavarse dinero.

Las casas de empeño -junto con los casinos, centros cambiados y otras figuras-están consideradas como de riesgo en la Ley contra el Lavado de Dinero, aprobada el pasado 30 de abril y que entraría en vigor el próximo 30 de octubre.

En dicha legislación se especifica que "quienes realicen operaciones de mutuo o de garantía o de otorgamiento de préstamos o créditos (...) estarán obligados a reportar a las autoridades las operaciones mayores de 100 mil pesos".

El diputado del Partido del Trabajo y especialista en lavado de dinero Mario di Costanzo asegura a este semanario que los negocios prendarios facilitan el blanqueo de capitales, pero aclara, sin embargo, que esas empresas son necesarias para atender a un sector al que los bancos no llegan: la población menos favorecida económicamente.

"Cualquier casa de empeño puede generar lavado de dinero, es un sector muy vulnerable; son instituciones no bancadas pero que inciden en un segmento de la población donde socialmente son necesarias, aunque muchas veces usureras", señala en entrevista telefónica.

El autor del libro El lavado dinero, la experiencia internacional y el caso de México...

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