"Este es el éxodo del hambre"

AutorLouisa Reynolds E Isaín Mandujano

TECÚN UMÁN, GUATEMALA /TAPACHU-LA, CHIS.- Entre gritos de "¡Sí se pudo!" y "¡Gracias, México!", el viernes 19 al mediodía unos 3 mil migrantes hondureños cruzaron el puente del río Suchiate que separa México de Guatemala. Algunos hacían sonar sus vuvuzelas -largas trompetas de plástico-, como se estila en los encuentros deportivos.

Lo primero que vio la Caravana del Migrante -integrada por familias enteras con niños, adolescentes y mujeres embarazadas que iniciaron su marcha a pie desde San Pedro Sula el sábado 13- fue un rótulo con la leyenda "Bienvenidos a México"; inmediatamente después 200 policías antimotines les cerraron el paso con vallas y escudos.

Todos los participantes abandonaron sus pueblos acosados por la violencia y la pobreza. Su anhelo es encontrar techo y trabajo en Estados Unidos.

Los que partieron de San Pedro Sula eran 700, entre ellos Bartolo Fuentes, periodista y exdiputado del Partido Libertad y Refundación. En el camino se les unieron otros cientos de personas. Al cruzar la frontera con Guatemala se dispersaron en varios grupos, que poco a poco llegaron a Tecún Umán, en la frontera norte de ese país. Ahí se concentraron para cruzar como un solo contingente el Suchiate y alcanzar territorio mexicano.

Fuentes no alcanzó a ver el resto de la caminata. El martes 16 fue detenido en Es-quipulas, Guatemala, por agentes migratorios, quienes el viernes 19 lo expulsaron hacia su país.

"Este es el éxodo del hambre, de la pobreza, de la marginación, el éxodo de los sin tierra, de los sin trabajo, de los que no tienen lempiras para comer, de los que no les alcanza el pisto para estudiar, de los que no tienen dinero para pagar un buen médico o comprar medicinas, pues los hospitales públicos están colapsados", comenta Denis Omar Contreras, uno de los líderes de la caravana.

Y agrega: "Estamos migrando por necesidad, porque la situación de allá en Honduras nos obligó; no estamos migrando por placer". Le molesta que se criminalice a los migrantes, quienes, reitera, "sólo buscan una mejor calidad de vida para ellos y sus familias".

En Tecún Umán Contreras toma un altavoz y grita a la multitud: "No somos asesinos, no somos criminales. Somos trabajadores internacionales".

Después lanza su sentencia: "Manchada de rojo está la frontera, pero de la sangre de la clase obrera".

"Sin futuro"

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