A la espera del rescate

AutorSantiago Igartúa

La postal en sepia parecía imagen de una pesadilla del mismo 19 de septiembre, 32 años atrás. Varillas fierro concreto mosaicos vidrios papeles madera polvo polvo polvo.

Así encontró Paola Félix lo que fue la casa de su madre, el departamento 502 en el número 4 de Edimburgo, esquina con Escocia, en la Colonia Del Valle. Nueve pisos aplastados a la altura de una casa de tres.

Cuando llegó, la violencia de la escena y la fragilidad de los escombros habían congregado ya a miles de improvisados rescatistas con policías y marinos. A Paola se le cimbró el alma.

"Busco a Margarita Silva Ochoa, de 59 años", repitió Paola una y otra vez entre la confusión y el ruido. Había intentado comunicarse con ella por horas sin respuesta. La buscó en clínicas y hospitales como segundo reflejo. Nada. Hasta que un oficial le dijo saber dónde estaba.

Le pidieron ir al Servicio Médico Forense (Semefo) a recuperarla. "El cuerpo estaba equivocado", contó Paola a este reportero, a la entrada de la madrugada. Sólo pudo saberlo por los ojos. El cadáver que vio no los tenía verdes, como sólo habían podido repetirse en ella.

La ayuda de tantos la conmovía, pero no buscaba esperanza. Los voluntarios pueden darlo todo, menos tiempo. La tragedia más grande es la que se hace esperar y Paola no podía con la idea de imaginar a su madre atrapada.

Sin saber hacia dónde apuntar su fe, dijo: "Esto es demasiado fuerte. Mira eso. No sé si quiero pensar que está ahí, agonizando, sufriendo".

El jueves 21 se escuchó a Paola del otro lado del teléfono: "Me llamaron a las cuatro de la mañana para decirme que tenían a mi mami. Gracias a Dios, la pude reconocer".

Bertha Teresa Ramírez es una reconocida reportera del diario La Jornada, asignada a la sección de la Capital. El terremoto del 19 de septiembre despertó en ella la adrenalina que siente todo reportero ante una emergencia. Pero una llamada lo cambió todo.

Era su hermana, Aracely. Junto con su hija Paula, de 14 años, había alcanzado a salir de su departamento del tercer piso ubicado en el número 4 de la calle Escocia, al cruce con la avenida Gabriel Mancera. Pero su hijo Juan Pablo no salió.

"Mi hermana estaba en la cocina cuando empezó y Juan estaba en su recámara.

Aracely le gritó que se iban bajando con Paula y él contestó: 'Sí, mamá, ya voy'. Iba atrás. Pero el edificio se colapsó casi de inmediato, antes de que terminara el temblor, y ya no sabemos dónde pudo haberlo alcanzado el desplome. Creen que se regresó por su perra. Mi...

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