Esther Bejarano. Vida después Auschwitz

AutorYetlaneci Alcaraz

BERLÍN.- El público, curioso, está a la espera de que aparezca una banda sui géneris: Bejarano y Microphone Mafia. El escenario se ilumina. Las luces se centran en una pequeña y encorvada figura femenina. Sus cabellos blancos resplandecen. Sentada en una silla, con una pequeña mesa frente a sí, la mujer se ayuda de una lámpara y de sus lentes para comenzar una lectura en voz alta:

"Hacia dónde se dirigía el tren, no lo sabíamos. Los vagones estaban atiborrados y apenas podíamos movernos. Cuando alguien quería ir al baño, tenía que pasar sobre los demás para hacer sus necesidades en una esquina. Muchos viejos y enfermos no sobrevivieron el viaje de varios días en el tren y sus cuerpos yacían todo el tiempo junto a nosotros.

Todos nos hacíamos la misma pregunta: ¿a dónde nos llevan? Después de varios días finalmente se detuvo el tren y las puertas de los vagones se abrieron. Descendimos y fuimos recibidos por hombres vestidos de civil. Es un campo de trabajo, pensamos. En seguida, separaron a hombres de mujeres y aquellos que estaban enfermos -ancianos, mujeres embarazadas y niños- fueron subidos a camiones. Muchos tomamos eso como un gesto de atención. No lo sabíamos entonces, pero toda esa gente fue enviada directamente a la cámara de gas.

La voz cascada es de Esther Bejarano, sobreviviente del campo de exterminio nazi de Auschwitz y célebre por haber formado parte de la orquesta femenina del campo. En unas cuantas hojas, que lee pausadamente ante un público atónito y subyugado, resume su experiencia.

"En la vida tuve mucha suerte, enorme suerte. Nunca olvidaré la imagen de la liberación que me tocó vivir: un soldado ruso y un americano quemaron una enorme fotografía de Hitler. Todos celebraban, mis amigas bailaban y yo tocaba el acordeón. Ese momento fue mi liberación del fascismo de Hitler y, siempre lo digo, no sólo fue mi liberación, sino mi segundo nacimiento", concluye.

Acto seguido, tres hombres aparecen en el escenario y comienza la función: Ja-rem, judío e hijo de Esther, en el bajo; Rossi Pennino, católico e italiano de nacimiento, y Kutlu Yurtseven, musulmán de origen turco, en las voces.

A ritmo de hip hop el cuarteto interpreta canciones en alemán, hebreo, italiano y turco. Todas, sin excepción, contienen letras antifascistas. Su mensaje es claro: no importa la raza, no importa la religión, la libertad y paz son derechos de toda la humanidad.

Yurtseven, con casi dos metros de altura, y Pennino saltan al escenario y, amorosos, rodean a Esther. Con el puño izquierdo en alto comienzan a rapear: "¡Escuchen a los hombres susurrar, cómo cierran su puño, pues despiertan lentamente de su letargo, notan la injusticia y resuenan las mentiras; es tan cierto como seguro que nadie...

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