Estigmatización social y gubernamental

AutorJenaro Villamil

Un nuevo capítulo de la relación entre farándula y nar-cotraficantes, entre el mundo de la ficción y el mundo del crimen, se abrió el viernes 8, cuando la titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Arely Gómez, afirmó que el "elemento importante" para ubicar a Joaquín El Chapo Guzmán Loera fue su intención de hacer una película biográfica, por lo que sus abogados "contactaron a artistas y productores".

La funcionaría precisó que el jefe del Cártel de Sinaloa "estableció comunicación con actrices y productores, lo cual ya forma parte de una nueva línea de investigación". Un día después, los nombres de la actriz y productora Kate del Castillo y del actor estadunidense Sean Penn, ganador de dos premios Osear, aparecieron como las "pistas principales" de las autoridades mexicanas para llegar al Chapo Guzmán.

Un reality que borró las fronteras entre la verdad y la ficción, entre el espectáculo y la investigación policiaca comenzó desde ese momento. Las indagatorias de la PGR y las filtraciones a la prensa sobre el intercambio de mensajes por chat entre Kate del Castillo y Guzmán Loera, así como la publicación de un artículo y el video de la entrevista de Sean Penn con el capo de Sinaloa en la revista Rolling Stone abrieron las compuertas de una cacería mediática y judicial contra ambos.

También se inició una exhibición, por entregas y a través de videos, chats y partes del expediente judicial, sobre una historia que ha fascinado a la audiencia mexicana entre Kate del Castillo y El Chapo, teñida de presunto romance y diálogos entresacados de la propia teleserie de ficción La Reina del Sur, basada en la famosa novela de Arturo Pérez Reverte, que catapultó la fama de la exactriz de Televisa que se fue a Hollywood para triunfar en la gran industria trasnacional del entretenimiento.

Para la dramaturga y escritora Sabina Berman "existe una mutua atracción porque los narcos o la gente que está fuera de la ley son las ovejas negras que se separaron de la sociedad y los actores son los que los encarnan, los representan en las series, películas o telenovelas, sin haberse salido de la sociedad y de la legalidad".

El actor Daniel Giménez Cacho, conocido por su compromiso con las causas sociales y la defensa de los derechos humanos, incluido el caso de los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos, dice a Proceso que él también hubiera hecho una entrevista con El Chapo para "entender el fenómeno de cómo se ha llegado hasta estas cúspides financieras, logísticas y de impunidad; de cómo hemos fracasado como sociedad para ofrecer mejores caminos sociales y culturales que la narcocultura".

Añade: "Para representar cualquier papel un actor no puede juzgar a su personaje. Un actor lo debe conocer y comprender. Otra cosa es el contenido crítico o de valores que la obra, película o serie nos muestre; es ahí donde se puede hablar de ética y de responsabilidad social. Si nos erigimos en jueces morales y nos escandaliza la entrevista de Sean Penn y Kate del Castillo pronto...

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