Estrategia para perder

AutorÁlvaro Delgado

Las estrategias se evalúan por sus resultados", repetía Ricardo Anaya en su campaña para ilustrar el fracaso económico, social y de seguridad del gobierno de Enrique Peña Nieto; y citaba a un genio: "Decía Albert Einstein que la locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes".

Pero ambas sentencias se aplican, con toda crudeza, al propio Anaya, candidato de la coalición Por México al Frente: los resultados de la elección son el contundente fracaso de su estrategia para ganar la Presidencia y llevaron al PAN a su peor derrota en un cuarto de siglo.

En efecto, según el conteo rápido del Instituto Nacional Electoral (INE), la coalición de Anaya obtuvo entre 22.1 y 22.8% de los votos, menos que el 25.68% de Josefina Vázquez Mota, cuando el PAN contendió sin alianza, y al 25.92% de Diego Fernández de Cevallos en 1994 y menos del 42% de Vicente Fox en el año 2000.

Pese a las evidencias de que su estrategia era estéril -estancado en segundo lugar-, Anaya se aferró a lo mismo "una y otra vez", esperando resultados diferentes: su mensaje fue tan monótono y repetitivo que no conmovía a sus audiencias, ni siquiera a las clientelas de su coalición.

Además se aferró al diseño de campaña que le hizo el consultor Roberto Trad Hasbun -quien hasta hace pocos meses trabajaba para el PRI- e improvisó una coordinación bicéfala con Jorge G. Castañeda y Santiago Creel -quienes jamás han ganado nada-, en un equipo exclu-yente con las mujeres.

En lo que fue la campaña presidencial más ostentosa, con gastos preliminares por 260 millones de pesos, Anaya se presentó, a sus 39 años, como el candidato de la modernidad: de los 171 millones de pesos para publicidad, destinó casi cien para internet y se fabricó una figura inspirada en Steve Jobs, fundador de Apple, y en los políticos Justin Trudeau y Emmanuel Macron.

Pero la modernidad que quiso proyectar para cautivar a los jóvenes se degradó a prácticas de clientelismo de factura priis-ta, muy arraigadas ya en el PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano, partidos que lo postularon.

El masivo reparto de monederos electrónicos con la promesa de mil 500 pesos al mes "de por vida" a los 120 millones de mexicanos "sólo por serlo", oferta reproducida hasta en el papel para envolver tortillas; la distribución de tabletas electrónicas y despensas, así como la violencia contra sus adversarios, caracterizaron su campaña.

Y es que la derrota siempre estuvo presente en el proyecto de Anaya desde que, en diciembre, se apoderó de la candidatura presidencial: primero como precandidato único del PAN y luego, en la campaña, con la alianza que forjó a su medida, forzando a la renuncia a Margarita Zavala.

La sombra de la derrota estuvo presente pese a que dejó en el camino, por reglas hechas a su medida en el PAN, a sus rivales: Rafael Moreno...

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