La del Estribo / Cuba, el ron y el agandalle

Resulta notorio el extravío, evidente la desarticulación, obvia la declinación de la política exterior de México. Ante un sorpresivo movimiento de las piezas desplegado en el tablero de las relaciones internacionales por la cancillería cubana -en el contexto del caso Ahumada-, la reacción de su contraparte mexicana demuestra, si optáramos por un enfoque magnánimo en el análisis, la inexperiencia (asombrosa para cualquier observador) de quienes se supone son los responsables de un área gubernamental estratégica.

La cuestión no radica en el intento de poner en relieve los métodos castristas exteriorizados en la relación bilateral por inadecuados, poco diplomáticos o malintencionados, como se afanan los funcionarios de la cancillería mexicana, sino en la respuesta mexicana que los astutos recursos cubanos han motivado. En este punto, otro aspecto sumamente inquietante gravita en el asunto: la nula previsión de las autoridades mexicanas por anticipar escenarios probables y posibles en temas como el que nos ocupa, pues ha quedado demostrada la carencia de una estructura de inteligencia y contrainteligencia respecto al exterior indispensable en una política de seguridad nacional.

Pero, ¿tiene alguna relación el caso Ahumada con un asunto de seguridad nacional? A partir de la detención del empresario argentino nacionalizado mexicano en Cuba indudablemente sí, en función de una coyuntura: el sentido del voto mexicano, adverso al régimen insular, en un organismo internacional, sobre todo cuando la orientación de la decisión mexicana fue anticipada por una fuente de Estados Unidos, país erigido como el principal enemigo del régimen cubano cuya irritación por el episodio fue sintetizada por el canciller insular en una frase que a la postre ha resultado premonitoria: hay, entre ambas naciones, la cubana y la mexicana, una política de confrontación.

En poder del experimentado aparato de seguridad cubano, acostumbrado a la competencia durante décadas con uno de los sistemas de inteligencia más complejos del orbe, el estadounidense, Ahumada habría cedido a la persuasión de sus captores, tal vez sucumbido a los artificios de una estratagema maquinada con refinada astucia acerca de ofrecimientos y promesas que sólo él conoce pero que evidentemente resultaron incumplidas, y quizá, muy probablemente, terminó revelando hasta el mínimo detalle del entramado que urdió con los...

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