Evangelio del terror (II)

Nazario Moreno González, "El Chayo" o "El Más Loco", fue católico, testigo de Jehová y luego líder de su propio culto de corte cristiano.

Cuando Carlos Alberto Rosales 'El Tísico' lo nombró jefe de plaza de Morelia, comenzó a estructurar una cadena de centros de rehabilitación de adicciones, quizá porque él vivió ese problema, cuenta en su libro:

A pesar de mi buena voluntad y esfuerzo por superarme y llevar una vida de orden, el vicio del alcohol me lo impedía, arrastrándome a una conducta antisocial y desordenada. De pronto, me di cuenta que había caído en el negro y tenebroso laberinto de los mundos fantasiosos y las alegrías sin sustancia. (Un profesor) me invitó para que asistiera a un grupo de Alcohólicos Anónimos.

Fue ahí, asegura, que "El Chayo" comenzó a imbuirse de doctrinas místicas.

Me adentré en el estudio de la sociedades secretas a nivel internacional. Estudié la masonería. Me relacioné con grupos que profesaban ideales secretos de superación mundial con ramificaciones en muchos países.

En ese tiempo fue cuando sentí el llamado de Dios, iniciando el estudio de La Biblia.

En sus centros de rehabilitación -en donde el tratamiento incluía doctrina religiosa- no se cobraba, pero los rehabilitados debían colaborar para "La Familia Michoacana".

Les di ese nombre a los grupos que les daba terapia, a los que apoyaba y lideraba y a todas las masas que de alguna manera tenían relación conmigo.

Hay versiones de que su religiosidad le fue heredada por "El Tísico", aunque "El Chayo" la reinterpretó, incluso llegando a nombrarse "salvador de su pueblo".

"La familia no mata por paga, no mata mujeres, no mata inocentes. Sólo muere quien deve morir. Sépanlo toda la gente, esto es: justicia divina", fue el...

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