Evocaciones sobre Guillermo Fernández, poeta y traductor

AutorRoberto Ponce

Fernández había nacido en Guadalajara el 2 de octubre de 1932, si bien el Diccionario de Escritores Mexicanos Siglo XX (UNAM, 1992) registra el año de 1934. Durante su funeral en la Casa de Cultura de Toluca donde Fernández impartía el taller poético "Joel Piedra", el director del Instituto Mexiquense de Cultura, Edgar Alonso Hernández Muñoz, exigió "a las autoridades competentes emprender todas las investigaciones correspondientes" para aclarar su asesinato.

El poeta y periodista Rafael Vargas Escalante, colaborador de Proceso, recordó su amistad con Guillermo Fernández a partir del Taller de Poesía Sintética, en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, que dirigía el narrador Gustavo Sainz de 1975 a 1980:

"Sainz nos lo presentó en 1975 a los doce cuates que hacíamos el taller con Arturo TrejoVillafuerteen CU. Guillermo Fernández nos llevaba veintitantos años y era muy generoso con la juventud porque no todo mundo tiene simpatía por los poetas jóvenes, se necesita un gran sentido de la generosidad. Yo tenía la confianza de llegar a su casa en la colonia Roma, en la calle de Chiapas, y decirle: 'Mira, acabo de escribir estos poemas, échale una leída a ver qué opinas'. O simplemente compraba un libro y te lo obsequiaba."

Menciona su selección de poemas Antología Poética de Carios Pe-llicerque en 1969 publicó el Fondo de Cultura Económica ("que desgraciadamente ya no circula"), con su prólogo "Todo será posible menos llamarse Carlos":

"Era un puente, te acercaba a poetas como Pellicer o José Carlos Becerra, nos contaba anécdotas de Luis Cernuda, quien puede haber sido al que él más admiró, él fue una de las pocas personas presente en el velorio tan solitario de Cernuda, recuerdo que nos decía."

Destaca sus traducciones del italiano para los cuadernos de Difusión Cultural de la UNAM, a mediados de los años setentas ("siendo uno de los traductores señeros de Pier Paolo Pasolini", o de Cesare Pavese, "otro de los poetas de quien estuvo absolutamente enamorado", y "el primer traductor al español de Valerio Magrelli en 4 poetas jóvenes italianos", en Material de lectura núm. 72). Mariano Flores Castro le presentó una Antología de Guillermo Fernández como autor que "todo lo dice, todo lo recoge como si se tratara de joyas ardientes" (Material de Lectura 89).

Se convirtió en un adalid de la poesía italiana para mi generación. Su trabajo como traductor le apasionaba tanto como su obra creativa, hombre muy modesto en el mejor sentido, discreto...

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