Las exequias de la Revolución de Octubre

AutorJorge Sánchez Cordero

A la celebración del centenario de la Revolución de Octubre se agregaron las tensiones sociales relacionadas con el pasado histórico, toda vez que en el ánimo de la actual sociedad rusa privan sentimientos encontrados, los cuales se hallan enraizados en las profundas perturbaciones que se vivieron en esa época. A estas turbulencias sociales se les equipara con las del siglo XVII, cuando aún no existía el régimen zarista (Peter Bachmaier). A 100 años de distancia, en esta nación todavía se recuerdan con zozobra las consecuencias de la abdicación del zar Nicolás II, la inestabilidad del gobierno provisional, la dictadura leninista, el terror rojo, los estragos de la cruenta guerra civil entre los ejércitos rojo y blanco... Con el propósito de relajar la polarización social, Vladimir Medinsky, actual ministro de Cultura, llegó a sostener que ambos bandos estuvieron animados por un patriotismo sagrado.

En la nueva narrativa del periodo que transcurre desde la primera revolución de 1905 hasta la fundación de la Unión Soviética, en diciembre de 1922, se le conoce como la gran revolución rusa.

A esta percepción se han agregado elementos novedosos, como el hecho de atribuir a la intervención de las potencias extranjeras la incapacidad del gobierno provisional de Alexander Kerensky para desactivar al ejército y la policía. A Lenin se le menciona ocasionalmente; de hecho, su mausoleo en la Plaza Roja pasó de ser un recinto de veneración para actos de fe a una curiosidad turística poco concurrida.

En la nueva narrativa se introdujo el concepto de reconciliación nacional; ello se explica, entre otras cosas, por la composición multiétnica de Rusia, fenómeno que incrementa las tensiones sociales, más aún las existentes entre el Este y el Oeste. El tema queda epitomado en Los Escitas, el famoso poema de Alexander Blok (1880-1921) escrito en 1918 y que plantea la trama de la identidad rusa. El etnónimo escita hace referencia a los pueblos asentados en las regiones de Rusia, Ucrania y Asia Central.

La noción de reconciliación se introdujo como un bálsamo social, pero el objetivo está muy lejos de lograrse; el mismo director del Hermitage, Michail Piotrowski, se ha expresado sobre lo equívoco del concepto, en el que cómodamente, dice, cualquiera puede acoplar sus convicciones (Christian Esch).

Los juicios de Piotrowski son terminantes: la toma del Palacio de Invierno no resultó tan dramática como la escenificó Serguei Eisenstein en la película Octubre...

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