El factor ruso

AutorPatricia Lee Wynne

Vista desde las torres del Kremlin, la imagen del conflicto en Siria difiere mucho de la que se tiene en Occidente. Para el presidente Vladimir Putin en ese país, corazón del Medio Oriente, se juega la presencia rusa en la región, lo cual definirá el peso de su país como actor de la política mundial y marcará un modelo de intervención en los futuros conflictos nacionales.

Putin repitió la semana pasada la posición rusa: "Un cese al fuego y al uso de la violencia por ambas partes, negociaciones, búsqueda de soluciones, definir las bases constitucionales del futuro Estado y después de eso los cambios estructurales. Si se hace a la inversa, va a ser el caos", informó la agencia Ria Novosti.

Para el líder ruso la situación podrá degenerar "en una guerra civil que se prolongue años, como en Afganistán".

El ejemplo de lo que sucedió en Libia el año pasado dejó un amargo sabor de boca en Moscú. Rusia no impuso su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y con ello permitió la operación militar occidental en ese país del norte de África. Desde su punto de vista lo que debía ser una operación para proteger civiles terminó en una intervención militar directa y en la eliminación física del dictador Mua-mar Gadafi.

Un año después, según Moscú, en Libia existe la supuesta presencia de Al Qaeda, Combates en las calles proliferan las armas y se ha provocado un efecto desestabilizador en el África Subsa-hariana, como la rebelión independentis-ta en Mali. Para Moscú estos son los efectos negativos de la intervención internacional.

Las razones de Putin

Putin ha afirmado que no está dispuesto a permitir el mismo error en Siria, que a diferencia de Libia no es un país periférico y despoblado, sino la nación donde se cruzan los intereses geopolíticos de Medio Oriente.

El pasado 27 de febrero, en el contexto de la campaña electoral que lo llevó de nuevo a la presidencia, Putin publicó un largo artículo en el semanario Moskovski Novosti, en el que delineó su política exterior.

Escribió: "A Rusia sólo la respetan y la toman en cuenta cuando es fuerte y se sostiene firmemente sobre sus pies" porque "la seguridad mundial sólo se puede garantizar con Rusia y no intentando dejarla de lado, debilitando su posición geopolítica".

Esto marca un cambio importante en relación con la política del anterior presidente, Dmitri Medvedev, frente a Libia: "Mucho se habla de que los derechos humanos están por encima de la soberanía...

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