"Famas póstumas de Carlos Monsiváis"

AutorMargarita Peña

Del "Para documentar el optimismo" al "Por mi madre, bohemios", apotegmas acuñados por Carlos Monsiváis, hay la distancia que va del desengaño y escepticismo vertido en sarcasmos de un Quevedo del siglo XVII y su Epístola satírica censoria, a la poesía mexicana y las atmósferas románticas postjuaristas (Acuña, Othón, Manuel M. Flores y otros poetas-bohemios del siglo XIX).

Monsiváis, en el siglo XX, fue cronista; brújula y oráculo. Entre los años 1957-2010 inundó con cataratas de denuncias y mandobles satíricos los "mentideros" -equivalentes a los mentideros madrileños del XVII- de la Ciudad de México: suplementos culturales, espacios televisivos y, sobre todo, la tribuna periodística. Además de libros, revistas.

El pulso de la realidad mexicana entre el avilacamachismo de la infancia, el ale-manismo de la adolescencia y el caldero-nismo de hoy se dio en Carlos mediante la observación alerta, la reflexión social apoyada en una ética interior -iracunda, irreductible, emparentada con la de Lutero en sus 95 tesis antipapales de 1517- que lo llevó a impugnar ferozmente pero con estilo (se ha reparado en la sofisticación de su prosa) no sólo al clero católico y sus ritos, sino más lejos, al orden (desorden) social reinante.

De muy joven asistía a la iglesia -¿presbiteriana?, ¿pentecostal?- de Portales (yo frecuentaba la presbiteriana del Centro), en donde seguramente debió participar en los ejercicios de manejo ultrarrápido de La Biblia que se practicaban para localizar capítulos y versículos. Pero no se quedó ahí, en lo superficial. Conocía bien los "Salmos", lectura insuperable, y seguramente los libros de Daniel, Elías, Miqueas, Oseas, Habacuc y otros profetas, flamígeros como él mismo.

Sabía mucho de la historia de México; seguía la línea del pragmatismo protestante que hace del trabajo arduo un mandamiento; agotaba la literatura norteamericana contemporánea: sus comentarios, en nuestro primer año de carrera en Filosofía y Letras, me llevaron a leer a John...

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