Familia de acero

Tras ocho años de esfuerzo, la familia Cuevas logró consolidar su negocio de sillas plegables y, aunque ven riesgo de quiebra tras la pandemia de Covid-19, el trabajo y sacrificio los mantiene firmes.

La familia Cuevas siempre ha sido comerciante. El padre, Alfonso Cuevas, de 75 años, junto con sus dos hijos Marcos, de 38, y Cristian, de 25, se dedicaban a vender jugos por las mañanas. Posteriormente, Marcos comenzó a trabajar en una alquiladora de sillas y fue ahí donde le surgió la idea de emprender su propio negocio.

"Vendíamos jugos, era el negocio que tuvimos cerca de cuatro años, pero después Marcos vino con la idea de meternos en lo de las sillas. La verdad yo no le veía futuro, pero poco a poco todos tuvimos que echar mano", relata Alfonso.

Así nació "Sillas plegables Neza", negocio familiar en el que primero se vendía y rentaba, pero luego de dos años, y por fallas de sus proveedores, comenzaron a maquilar sus propios productos, lo cual les hizo crecer de manera considerable.

"Comenzamos a tener problemas para surtirnos y nos quedaban mal, eso nos afectaba mucho porque retrasábamos las entregas. Había que esperar desde dos semanas hasta un mes, así que para no depender (de los proveedores) las hicimos nosotros.

"Tenía nociones de cómo hacerla, sólo faltaba empaparse más, así que sobre la marcha nos fuimos afinando y sacando las medidas correctas. Llegamos a desperdiciar mucho tubo, pero nos urgía", relata Marcos, quien además es licenciado en Comunicación y Periodismo.

Tras 15 días de prueba y error, lograron acertar con las medidas y ahora tienen cinco...

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