Los faros extranjeros

AutorBeatriz Pereyra

El entrenador de taekwondo Pedro Gato se dice hijo de la Revolución Cubana. Nacido en 1963 -cuatro años después de que Fidel Castro llegara al poder- en la provincia de Pinar del Río, en el extremo occidental de la isla, todo lo que de este deporte sabe lo aprendió en las aulas, donde no hay cabida para el conocimiento empírico. Gato -parte del equipo mexicano que hace cuatro años cocinó dos medallas olímpicas de oro- es responsable de entrenar a María Espinoza, la mejor carta de México en Londres 2012 y con quien ha trabajado desde abril de 2011, cuando la atleta decidió separarse del equipo que encabeza José Luis Onofre.

El reto de ambos es que la sinaloense se convierta en la primera taekwondoista mexicana en obtener dos preseas olímpicas y, si se puede, refrendar el oro de Beijing 2008. El entrenador cubano comenzó su formación desde el segundo grado de secundaria en la Escuela Provincial de Educación Física, donde también estudió el bachillerato; se graduó a los 17 años con el título de profesor. Simultáneamente comenzó a practicar karate.

Ahí estuvo semiinternado para que su madre, una costurera galardonada como "vanguardia nacional" por el gobierno cubano por su habilidad de ponerle mangas a las camisas en tiempo récord (mil camisas en ocho horas), pudiera atender a su otro hermano mientras su padre, carpintero, cumplía misiones de guerra en Angola.

Con el título en la mano y sus padres ya divorciados, Pedro Gato se apuró para conseguir empleo. Pero su madre no lo dejó. No le aceptó los 148 pesos que por aquellos años devengaba y lo mandó de regreso a la escuela. Se matriculó en el Instituto Superior de Cultura Física Manuel Fajardo de La Habana, al tiempo que siguió entrenando karate y llegó a ser tan bueno que fue elegido para formar parte de la selección nacional. Pero sus padres tampoco se lo permitieron hasta que concluyera la licenciatura. En 1987, cuando se introdujo el taekwondo en Cuba, se cambió de deporte y así comenzó un nuevo camino. Lo practicó durante tres años, hasta llegar a ser segundo dan (hoy es cuarto), y con 27 años empezó a prepararse para ser entrenador de ese arte marcial. De regreso en Pinar del Río fue contratado como profesor de educación física y maestro de karate en la Facultad de Medicina. También fungía como segundo entrenador en el equipo provincial de taewkondo. Durante siete años estuvo ahí, diseñando los programas de entrenamiento que catapultaron a esa selección local al cuarto lugar nacional...

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