Felipe Calderón, mal y de malas

AutorErnesto Villanueva

El expresidente Felipe Calderón va mal y de malas en su interacción con la comunidad. Su incursión en la política en el país ha sido desafortunada y le ha generado más pasivos que activos. Existen, por supuesto, elementos que permiten sustentar lo que afirmo. Veamos.

Primero. En un hecho inédito, el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, en el programa que conducen John Ackerman y Sabina Berman en el Canal Once, expresó sin tapujos que él había sido presionado por el exmandatario Felipe Calderón. El polémico expresidente negó la afirmación y solicitó pruebas de los asertos del presidente de la SCJN.

Es evidente que, en este caso, las presiones -que yo intuyo que fueron ciertas- no se hicieron por escrito ni se guardaron documentos que reflejaran esas intervenciones de Calderón para orientar el sentido de las decisiones de la SCJN. ¿Por qué lo hizo 10 años después?, pregunta Calderón. La respuesta es obvia: por seguridad personal. ¿Se imagina alguien lo que pudo haber desencadenado una declaración del ministro Zaldívar Lelo de Larrea en ese momento? No dudo que hasta de vinculación con el crimen organizado lo hubieran presentado en un tiempo donde la figura de los "testigos protegidos" gozaba de cabal salud y era suficiente para decidir quién era inocente y quién no, al margen de los principios de seguridad jurídica.

Cada quien, por supuesto, deberá formar su propio criterio y estoy seguro de que si se hiciera una encuesta o sondeo, el presidente de la SCJN tiene mayor credibilidad que Felipe Calderón.

Segundo. En ese contexto, ¿quién podría olvidar el caso del llamado Michoaca-nazo, donde por razones de ventaja política y ajuste de cuentas 32 servidores públicos del gobierno del estado y municipales de Michoacán fueron privados de su libertad y puestos en un penal de alta seguridad? El problema fue que ese proceso se cayó estrepitosamente y todos los imputados salieron libres por falta de méritos y el juez que dictó las sentencias fue después cesado de sus funciones por corrupción. Cabe recordar que mucho ayudaron dos personas para exhibir la verdad: el entonces senador Carlos Sotelo, presidente de la Comisión Especial para el caso Michoacán, y el subprocurador jurídico del gobierno michoacano, Ignacio Mendoza Jiménez, también detenido y puesto en libertad y quien ayudó en la defensa de los demás acusados.

¿Quién les va a pagar los daños psicológicos, las secuelas, las enfermedades que estas...

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