El fentanilo condena al hambre a los amapoleros de La Montaña

AutorMathieu Tourliere

TLAPA, GRO.- Una mujer mixteca pone en la mesa tres latas oxidadas, cortadas a la mitad. En ellas reposa el equivalente a 250 gramos de una sustancia pastosa de color café: la cosecha de goma de opio de los últimos días.

"Hace tiempo hasta refrescos podíamos comprar con esto", suelta con un dejo de ironía. Pero detrás de su jovialidad se esconde una inquietud real, que agita la región de La Montaña de Guerrero: en apenas un año, el precio de la goma de opio, que sirve de base para elaborar heroína, se derrumbó hasta en 80%.

Los productores venden ahora el gramo por cuatro o cinco pesos, contra 15 o 25 pesos que obtenían hace un año, según la zona. La caída de los precios está devastando la ya precaria economía local y amenaza hundir en la miseria a miles de campesinos cuyo único ingreso proviene de ese cultivo ilegal.

"Creo que ahorita que va a haber escasez, hambre. No va a haber dinero para que la gente coma, porque gran parte de la gente siembra", advierte un productor del pueblo de Ojo de Agua a Proceso, durante un recorrido por La Montaña, una de las regiones más aisladas y pobres del país.

"Los que han venido a comprar dicen que es porque ha surgido otro tipo de droga, sintética, que ha venido a sustituir (a la amapola) que, queramos o no, pues la llevamos como natural todavía. Es la única razón que nos han dado, pero no sabemos si sea cierto o no", dice un campesino del municipio de Acatepec.

La amapola sufre la competencia invisible del fentanilo, un analgésico mucho más potente y barato que la heroína, que cárteles mexicanos trafican a Estados Unidos. La llegada del químico provocó una caída en la demanda de goma de opio y agarró desprevenidos a los campesinos, el eslabón más vulnerable del negocio multimillonario de la heroína.

"El fentanilo es más barato que la goma de amapola, rinde más y es menos complicado de conseguir. Lógicamente esto abarata las cosechas de amapola de los campesinos de Guerrero y de otros estados mexicanos", dice un funcionario de la agencia antidrogas estadunidense (DEA, por sus siglas en inglés) a Jesús Esquivel, el corresponsal de Proceso en Washington, bajo la estricta condición del anonimato.

El esposo de la campesina mixteca cultiva un sembradío de amapola de cerca de dos hectáreas, escondido en una cañada empinada y boscosa de Cocuilotzala, en el municipio de Metlatónoc. Recuerda que hace pocos años llegó a vender el gramo de goma de opio hasta en 28 pesos; ahora no lo vende ni a cinco pesos, ya que de plano los compradores dejaron de pasar.

"Lo que tocó recoger el año pasada está amontonado ahorita. No hay ni para pagar a los peones, no hay para pagar nada", lamenta. Sostiene que en la región "todos" siembran...

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