La figura del informante. El mito de Apolo y Coronis

AutorJorge Sánchez Cordero

En sus Metamorfosis (II, 542-544) narra Ovidio que en la ciudad griega de Hemonia (Tesalia) no había mujer más hermosa que Coronis. Oriunda de Larisa, era hija de Flegias, rey de los lapitas, cuyos dominios se ubicaban en Perrebia, junto a los montes Olimpo y Osa, al margen del río Peneo. Su belleza cautivó a Apolo, quien la hizo su amante, pero un cuervo la delató con éste al descubrir que ella le era infiel con un joven tesa-lio. Apolo montó en cólera, tomó su arco y no dudó en flecharla. En los estertores de la muerte, Coronis le reprochó que en su vientre llevaba un vástago procreado con él. Apolo se lo sustrajo y lo entregó al Centauro Quirón para que se encargara de su educación. Este infante era Asclepio, a quien, por órdenes de Apolo, Quirón le enseñó a curar a la gente. A Asclepio (Esculapio para los romanos) se le considera en la actualidad como el iniciador de la medicina.

El castigo de Apolo fue más allá: condenó al cuervo delator a tornar para siempre su blanco plumaje en negro y a ser portador de malos agüeros; un mito que acredita la antigüedad de la figura del denunciante y, más aún, la alta sensibilidad que comportan las filtraciones del llamado informante (whistleblower en inglés).

Para mencionar lo obvio, el periodismo sin informantes es raquítico, toda vez que la función de estos últimos es múltiple y necesaria incluso para los servicios de inteligencia del Estado, entre otros. Por ello la regulación jurídica de esta figura, que incide en numerosas disciplinas del derecho, es particularmente sensible.

En nuestra época los nombres de Julian Assange, Bradley (ahora Chelsea) Manning y Edward Snowden han ocupado durante mucho tiempo los titulares de la prensa internacional debido a las dramáticas consecuencias políticas que han tenido sus revelaciones. Los eventos e interrogantes asociados a ello se han multiplicado de manera vertiginosa: ¿Quién debe ser protegido como informante? ¿Cuál es la conducta que debe ser resguardada? ¿Cuál es el balance que debe haber entre el derecho de la persona involucrada a conocer la fuente de información y el interés del informante por conservar su identidad en absoluto secre-tismo? ¿Cuál debe ser el mecanismo de protección de datos por parte de los Estados (Directiva de la Unión Europea 95/46/EC)? Y, finalmente, ¿cuáles son los niveles que deben desarrollarse para esta protección? (Gregor Thüsing y Gerrit Forst).

Son numerosos los organismos internacionales que han realizado consultas al respecto: la Organización de las Naciones Unidas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la Cámara Internacional de Comercio de París e incluso la propia Organización Internacional del Trabajo (OIT), y también son varios los países que han legislado en la materia: Canadá, Países Bajos y Reino Unido (Public Interest Disclosu-re Act), a los cuales se han agregado Bélgica, República Checa, Austria e Italia. En los casos de Japón y Corea del Sur, si bien sus legislaciones se consideran de vanguardia, se carece de precedentes jurisdiccionales que pudieran indicarla interpretación de las mismas.

En lo que toca a Alemania y Francia, estas naciones se encuentran marcadas por su historia en el siglo XX, especialmente por el régimen nacionalsocialista en el primer caso, y por el gobierno colaboracionista de Vichy en el segundo. Por razones históricas, incluso en Francia se emplea el término informante y no el vocablo delator; en español se sigue la misma fórmula. En el caso de Francia el sustantivo delación evoca uno de los periodos más oscuros de su historia.

En México, los casos de corrupción que han aflorado en los últimos años le han dado mayor relevancia al tema de los informantes, cuya protección depende de los intereses del poder en turno.

El debate

Sin duda el país pionero en la concepción del informante, y quien sigue llevando el liderazgo al respecto, es Estados Unidos. A partir del papel decisivo que en los años setenta desempeñó Garganta Profunda (Deep Throat) en el caso Watergate, en esa nación se han multiplicado los episodios que involucran a informantes. La función crucial de estas fuentes ha quedado acreditada en revelaciones como las relativas al gasto dispendioso durante la guerra con Irak y a las crisis financieras y bursátiles estadunidenses.

Entre los casos simbólicos destacan los siguientes: el de Ernest Fitzgerald, quien trabajaba en la fuerza área y filtró al Senado datos sensibles sobre un contrato millonario relativo al programa de transporte militar; el de Ron Ridenhour, excombatiente en Vietnam que dio a conocer el dossier de la matanza de civiles perpetrada por...

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