El fin de las ideologías y el inicio del pragmatismo cínico

AutorElisur Arteaga Nava

Con el nombramiento se persigue dar a la nueva secretaria un perfil nacional, con vista a que sea la candidata natural de Morena a la gubernatura del Estado de México y, con ello, ganar el voto más numeroso de la República. Ningún estado aporta más votos en una elección nacional. Ganarlo sería consolidar su permanencia en el poder. Esa entidad es determinante para que cualquier partido o coalición de partidos conserve o pierda el poder en la elección presidencial a celebrarse en 2024.

Para la profesora Delfina el nombramiento es sólo un peldaño más para llegar a la gubernatura. Pocos podrían competir con una candidata que fue secretaria de Estado. El PRI no cuenta con alguien para ponerle como adversario.

Hay algo más tras la designación: contar con una incondicional en una posición importante, que pueda influir en el comportamiento político del sindicato más numeroso del país y se dice que de América Latina; es un plus que lleva la designación.

Insisto: el nombramiento es una determinación netamente política. Es en ese contexto como debe ser entendido. En técnica de poder no hay nada reprobable. No importa que sea un retroceso en un renglón muy delicado: el educativo. Hemos llegado al extremo del poder por el poder.

Si el plan de AMLO funciona, para el PRI, perder el Estado de México significará verse privado del bastión de votos más importante que tiene. Para el PAN, sepultar toda esperanza de contar políticamente. En esta danza de votos el PRD nada tiene que hacer. Ante la candidatura de la señora Delfina Gómez existe la posibilidad de que, en su momento, esos tres partidos convengan en presentar un candidato de unidad para la elección en esa entidad.

Dada la radicalización a la que ha llevado AMLO, lo previsible es que, en 2024, PRI, PAN, PRD y los empresarios, de nueva cuenta, convengan en presentar candidatos de unidad a la Presidencia de la República, a las gubernaturas en juego, senadurías y diputaciones federales. Nadie los detendría; la oposición se alzaría con una victoria total. Esta posibilidad alteraría los planes de Morena de continuar en el poder.

Las posibilidades de éxito de Morena, que serían muy reducidas, estarían en presentar, a su vez, un candidato, léase bien: candidato de unidad con toda la chiquillada que tiene por comparsa. El panorama, de momento, se muestra simple y complejo. Es paradójico.

AMLO no tiene ideología; no lo es la ambición de poder y, mucho menos, su afán de militarizar el país. Vive para alcanzar y...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR