El floreciente negocio del secuestro
Autor | Témoris Grecko |
Era difícil entender cómo los grupos yijadistas sirios, quienes ya habían amenazado con matar a un tercer estadunidense, Steven Sotloff (lo cual cumplieron, como se vio en otro video subido a YouTube el martes 2), dejaban ir a una de sus presas.
El aspecto de Curtis, además, era contrastante: Foley, Sotloff y el trabajador humanitario británico David Cawthorne Haines fueron presentados en uniformes anaranjados y con la cabeza afeitada. Curtis apareció en un video anterior (del 30 de junio) y de nuevo tras ser puesto en libertad, con camiseta azul, barba y con los largos rizos castaños con los cuales lo conoció el corresponsal de Proceso en Beirut, en 2011.
El misterio se empezó a resolver cuando se supo que quien lo había mantenido prisionero no era la milicia autodenominada Estado Islámico (EI) -la que asesinó a Foley y Sotloff y rompió con Al-Qaeda, de cuyas filas surgió-, sino Jabhat al Nusra, una agrupación aún parte del grupo fundado por Osama bin Laden y la cual, pese a sus métodos brutales, parece poco agresivo al lado de EI.
Estados Unidos sostiene públicamente una política firme de cero pagos de rescate a secuestradores, bajo la cual se negó a cubrir los 132.5 millones de dólares exigidos por EI a cambio de Foley, Sotloff y otros dos estadunidenses cuyos nombres no han sido revelados.
Las negociaciones con los captores de Curtis, sin embargo, estuvieron a cargo del gobierno de Catar, país al cual se acusa de brindar apoyo a Jabhat al Nusra y otras milicias islamistas.
"Catar llevó a cabo sin descanso esfuerzos para liberar al periodista estadunidense", declaró el emirato en un comunicado oficial el 25 de agosto, "debido a la creencia" de este país, "en los principios de humanidad y su disposición (a proteger) las vidas de los individuos y su derecho a la libertad y la dignidad".
Pilgrims al rescate
No hay cómo garantizar que los reporteros hagan su trabajo en Siria e Irak en condiciones mínimas de seguridad. El profundo conocimiento que tiene Curtis de la lengua y la cultura árabes no fue suficiente para evitar el secuestro, en agosto de 2012, como tampoco lo fue el sofisticado aparato logístico y de seguridad con el cual contaban Richard Engel, jefe de corresponsales de la cadena NBC, y cuatro de sus compañeros -Aziz Akyavas, John Kooistra, Ghazi Balkiz e Ian Rivers- capturados por una quincena de hombres con pasamontañas el 13 de diciembre de ese año.
A diferencia de Curtis -quien como Foley y Sotloff es periodista...
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