Un "foco rojo" para la ciudad

AutorJorge Carrasco Araizaga y Juan Carlos Cruz Vargas

Autoridades e inversionistas inmobiliarios decidieron enclavar en el pequeño barrio de Xoco la torre más alta de la ciudad como parte de ese desarrollo, sin tomar en cuenta a los habitantes del lugar y los severos impactos en el entorno.

"Urge cambiar las condiciones que han permitido esto" y revisar "si la capital del país está destinada a replicar los grandes desarrollos", asegura Mariana Boy Tamborrell, titular de la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT) de la Ciudad de México.

La modernidad arquitectónica en la que se embarcó a la capital del país con grandes construcciones ha significado fuertes presiones en materia de vialidad, drenaje, agua potable y otros servicios, pero ha dejado grandes ganancias para las inmobiliarias que, dice la procuradora, se han logrado a costa de sus habitantes.

"Mitikah es una llamada de atención muy fuerte para la ciudad de cómo tenemos que modificar nuestro proceso de planeación. No sólo actualizar constantemente los instrumentos (de construcción), sino iniciar una planeación constante en la que se tome en cuenta a la gente", dice en entrevista con Proceso.

Por sus dimensiones -de 1 millón 28 mil metros cuadrados de construcción distribuidos en nueve torres de departamentos, oficinas, comercios y servicios-, ese desarrollo "es uno de los focos rojos" por los impactos que tendrá en el sur de la ciudad, más allá de su asentamiento en la confluencia de las avenidas Río Churubusco y Universidad. Sin embargo, en los expedientes de la alcaldía Benito Juárez y del gobierno de la Ciudad el proyecto se ha ajustado a la ley.

"Es muy curioso, porque a pesar de ser uno de los focos rojos de la ciudad y ser emblemático en el tema inmobiliario, su legalidad está casi fuera de duda. No hemos encontrado irregularidades como en un gran número de otros desarrollos", dice la procuradora ambiental.

En el cotejo de sus permisos, lo que encontró la PAOT fue que una de las torres del complejo tiene un nivel de más, que quedó de 23 pisos, así como denuncias por ruido y recientemente por el derribo de árboles en la calle Real de Mayorazgo, sin tener completa la aprobación que necesitaba.

La legalidad no ha sido el problema, sino los instrumentos al servicio de la construcción: "Se requiere una actualización de toda la normatividad que sea congruente con el crecimiento de la ciudad y su ritmo de crecimiento", asegura Boy.

Funcionaria federal en materia ambiental en el sexenio pasado y exsecretaria técnica...

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