Focos rojos en la Ciudad de México

AutorMathieu Tourliere

La Ciudad de México vivió el primer trimestre más violento de los últimos seis años, marcado por un repunte del número de asesinatos, agresiones con armas de fuego y robos violentos: cada día que transcurrió entre enero y marzo, la Procuraduría General de Justicia capitalina (PGJ CDMX) reportó, en promedio, 2.7 homicidios dolosos, 4.8 lesiones dolosas con arma de fuego, 68 robos con violencia, cinco agresiones sexuales y 44 asaltos violentos a transeúntes.

La semana pasada, mientras se multiplicaban las balaceras y asaltos en lugares públicos y a plena luz del día, Miguel Ángel Mancera, jefe de gobierno, se enfocaba en su carrera política. En la mañana del miércoles asumió la presidencia de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), consolidó su acercamiento con el presidente Enrique Peña Nieto y se proyectó, sin decirlo, hacia los comicios de 2018.

En el mismo momento, dos eventos sacudieron los medios capitalinos. Al sur de la metrópoli, en Ciudad Universitaria, trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) hallaron el cuerpo de una mujer de 22 años atado a una caseta telefónica en la zona del Instituto de Ingeniería.

La noticia se difundió masivamente en la comunidad estudiantil, que se movilizó el viernes en un "acto político sororario" en repudio a la violencia contra las mujeres, mientras las autoridades universitarias anunciaron un reforzamiento de la seguridad en el campus.

La PGJ CDMX provocó una mayor indignación en TWitter: difundió el jueves una serie de detalles negativos sobre la mujer -entre ellos, que estaba "alcoholizándose y drogándose" la noche anterior, o que "no estudiaba desde 2014, y dejó sus clases en CCH, donde debía materias"-, una práctica de re-victimización común en la institución.

El mismo miércoles, cerca de las nueve de la mañana, tres hombres fueron asesinados a balazos en las afueras del mercado de Sonora, en la colonia Merced Balbuena, de la delegación Venustiano Carranza. La procuraduría capitalina filtró rápidamente la información de que los individuos tenían antecedentes penales por robo de vehículo y a transeúnte.

La versión fue que cobraban "derecho de piso" a los mercaderes y se encontraban a punto de asaltar una camioneta cuando un hombre salió por la parte de atrás y los acribilló. Dos fallecieron ahí mismo y el tercero en la ambulancia que lo llevaba al hospital, mientras el homicida y el conductor de la camioneta se desvanecieron en la ciudad.

En la mañana del día siguiente, el único rastro que permanecía del multihomicidio del mercado de Sonora era una silueta deforme de gis blanco dibujada en el piso y en parte borrada por el vaivén incesante de los pasantes. De la silueta salía la forma de dos pares de piernas.

Dos puestos, uno que ofrece incienso y otro que vende carruseles miniatura de plástico...

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