"Del fondo de Cultura y anexas"

AutorFelipe Garrido

I. Del Fondo

La lengua es un instrumento político, un medio de dominio. Siempre fue compañera del Imperio, puso Antonio de Nebrija en su Gramática castellana, la primera que hubo de una lengua romance. Nebrija se refería a los imperios del hebreo, el griego, el latín -el español aún no era un idioma imperial-. Era 1492: los Reyes Católicos tomaron Granada y, por primera vez, Colón cruzó el Atlántico -el español, ya no el castellano, inició su expansión.

La imprenta llegó a la Nueva España para completar la Conquista. Se imprimieron catecismos, breviarios, vocabularios y gramáticas que permitieran predicar en lenguas; mapas y relaciones geográficas; leyes, botánica, medicina, matemáticas, geometría subterránea; cartillas para instruir a la nobleza indígena en el español y el latín... Las ideas y la ficción no tuvieron lugar. La poesía circulaba manuscrita. Las prensas y sus derivados son recursos estratégicos. Su expansión fue acelerada en Europa; no en las colonias. Gutenberg terminó su Biblia en 1454 o 1455; en los veinte años siguientes la imprenta cubrió Europa. Juan Pablos se instaló en México en 1539. La segunda ciudad del Virreinato que tuvo imprenta fue Puebla, un siglo después, en 1642; la tercera fue Oaxa-ca, en 1720 -otro siglo más tarde-; la cuarta Guadalajara, en 1793. Las imprentas pro-liferaron como reguero de pólvora, literalmente, durante el movimiento insurgente; los caudillos de ambos bandos las llevaban portátiles. Las prensas pueden ser medios de opresión, o de insurgencia.

Cuando un imperio sucumbe y las naciones conquistadas logran sacudirse el yugo político, sus culturas conservan rasgos de aquélla que las dominó. Cuando el Imperio Romano fue derrumbado en la esfera política, en las regiones que había ocupado la lengua y la cultura latinas se mantuvieron vivas.

Al fraccionarse las posesiones americanas de España en una veintena de países, todas conservaron, entre otros rasgos más o menos comunes, el español que hablaban y escribían, cada una con sus modismos y un léxico propios.

En buena medida, la unidad pudo conservarse gracias a la imprenta -que en la escritura fija el habla- y a las academias de la lengua, que la han normado al través de tres obras: el Diccionario, la Gramática y la Ortografía. En aquel tiempo obra no de las academias, sino de la Academia, la Real Academia Española (RAE), fundada en 1713. Durante 157 años, la única del español.

Guerras de Independencia de por medio, en noviembre de 1870 la RAE...

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