El fracking deja en Argentina "zonas de sacrificio"

AutorFrancisco Olaso

NEUQUÉN/RÍO NEGRO, ARGENTINA.- El autobús deja atrás la ciudad de Neuquén y avanza hacia el noroeste por la Ruta Provincial 7. A ambos lados del trazado hay perales y manzanos que aún no han dado brote. El tránsito a las 10 de la mañana es intenso. De pronto acaban los frutales y la meseta patagónica irrumpe ante la mirada. Suelo ocre y seco. Vegetación rala. Inmensidad y cielo: 360 grados de horizonte.

La mayoría de los pasajeros en el autobús son hombres jóvenes y adultos. Llevan mochilas o bolsitas de trabajo. Son operarios de las compañías petroleras o de empresas que las proveen de personal temporario. Se dirigen hacia Añelo, un pueblo de 6 mil almas, a 100 kilómetros de Neuquén, capital de la provincia argentina del mismo nombre.

Añelo se ha convertido en trampolín de acceso a Vaca Muerta, el tercer yacimiento de petróleo y gas no convencionales en el mundo. La formación geológica abarca casi toda la provincia de Neuquén, el sur de Mendoza y el oeste de Río Negro. El gobierno argentino pretende recuperar a través de Vaca Muerta la independencia energética perdida en 2008. La petrolera de mayoría estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) y trasnacionales como Chevron y Dow Chemical explotan el yacimiento.

"En Añelo está el progreso: Cada vez estamos bombeando más petróleo", dice a Proceso Juan Vázquez a bordo del autobús. "El petróleo llega por cañerías, pasa por el calderín (caldera de combustión), de ahí al separador, donde se separan el gas, el petróleo y el agua", explica este joven de 28 años quien trabaja para Petrogas. "Ahí bombeamos el petróleo hasta la cabecera, y se va a la destilería. El gas también. El agua con químicos es inyectada de nuevo para abajo", relata.

En Vaca Muerta los hidrocarburos están difuminados entre las rocas del subsuelo. La explotación en estas formaciones geológicas poco permeables, llamadas esquistos bituminosos, consiste en realizar profundas perforaciones, primero horizontales y luego verticales, hasta la roca madre. Por ellas se inyectan a gran presión el agua con arena y una serie de aditivos químicos. Esto hace que la roca estalle, se fracture, y que el petróleo o el gas se liberen y asciendan a través del pozo.

El método de fractura hidráulica requiere enormes cantidades de agua y conlleva riesgo de contaminación de napas, suelos y aire. Varios Estados nacionales y provinciales en el mundo lo han prohibido o postergado hasta tener más claros sus efectos contra la salud y el medio ambiente.

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