El franquismo, "atado y bien atado"

MADRID.- A las 04:20 horas del 20 de noviembre de 1975, a los 83 años, moría Francisco Franco, el último dictador de Europa. Su yerno, el doctor Cristóbal Martínez-Bordiú, marqués de Villaver-de, lo había sometido a tres intervenciones quirúrgicas en un mes y, durante las dos semanas previas lo mantuvo artificialmente con vida.

A primera hora de aquel día, Pablo Mayoral conoció la noticia en su celda, en Cáceres. "Me enteré por la algarabía que escuché en el patio de la cárcel procedente de los presos comunes", rememora. "Tras las rejas, nuestra reacción era de euforia, porque veíamos el fin de 40 años del régimen fascista que significó una sombra para España".

Entonces era un veinteañero integrante del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota, acusado de participar en la muerte de un policía. Era el penúltimo condenado a muerte por los consejos de guerra sumarísimos, la maquinaria de la despiadada represión del régimen franquista. Conmutada su condena por una pena de 30 años, logró su libertad en noviembre de 1977 gracias a un indulto.

Hoy participa en La Comuna, asociación de expresos de la época que busca enjuiciar a los "criminales franquistas" que aún viven y la eliminación de las sentencias de la dictadura. "Durante estos 40 años la democracia ha cubierto con una losa de silencio los crímenes de la dictadura", dice.

Resortes institucionales

Aquel 20 de noviembre de 1975, Emilio Silva tenía 10 años. Por la inestabilidad política de los días posteriores se suspendieron las clases en su escuela y permaneció encerrado en su casa, en Pamplona. "Había demasiada violencia política en las calles. Yo veía por la ventana esa violencia y seguía por radio las informaciones de la policía sobre la tensión imperante".

Hoy preside la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (AR-MH), grupo ciudadano que en sus 15 años de existencia y prácticamente sin apoyo gubernamental, ha conseguido abrir más de 300 fosas clandestinas y exhumar los restos de 6 mil 200 víctimas; la primera, Emilio Silva Faba, su abuelo.

"Este año es una especie de ecuador. Tuvimos 40 años de dictadura y han transcurrido 40 años desde la muerte del dictador. Lo inexplicable es que aun hoy padecemos la permanencia del franquismo, porque el devenir actual en España está directamente relacionado con ese pasado de la dictadura", dice en entrevista.

Un hecho simple, pero que lo ejemplifica, es que con los impuestos de Pablo, los de Emilio y del resto de los españoles se sigue pagando la preservación de las tumbas de Franco y de José Antonio Primo de Rivera, el fundador de la Falange Española, brazo del franquismo responsable de decenas de miles de muertes.

Los cuerpos de ambos están en el Valle de los Caídos, conjunto monumental en Cuelgamuros, en la sierra de Guadarrama, a 60 kilómetros de Madrid, que pertenece a Patrimonio Nacional, entidad dependiente del Ministerio de Cultura, que destina fondos públicos para su preservación y funcionamiento.

"El Valle de los Caídos representa una distorsión de ese 'franquismo cultural' que nos obliga a pagar con nuestros impuestos la tumba del dictador que regó de muertos y sangre el...

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