Frenaaa y la ultraderecha católica

AutorBernardo Barranco V.

Estamos ante el estremecimiento de un sector de la clase media que no acepta el mandato de las urnas y no ha encontrado eco en los partidos. Frenaaa refleja la debilidad y el fracaso de los partidos políticos en México. Su alejamiento de la sociedad y la dificultad de canalizar el descontento de los ciudadanos propicia la aparición desordenada de movimientos sociales disímiles. A más de dos años, éstos aún siguen conmocionados por la derrota electoral y no acaban de recomponerse. Las manifestaciones callejeras de Frenaaa reflejan la frustración de la política y la profunda crisis de todos los partidos políticos.

El dirigente de Frenaaa, Gilberto Lozano, es un personaje que raya en lo patético. Bajo un discurso radical de confrontación, el hombre de negocios norteño ha encontrado eco entre algunos ciudadanos que perciben como amenaza al gobierno de la 4T. Arropado en la arenga civilista radical, Lozano encubre un fundamentalismo empresarial. Gilberto Lozano está ante AMLO, en modo patrón: pretende despedirlo por ser ineficaz y no dar los resultados deseados. En realidad, Lozano refleja el malestar de una derecha empresarial radical que resiente sus intereses afectados, que tiene que pagar impuestos y ha perdido las formas de hacer negocios a costa del sector público.

Frenaaa y Gilberto Lozano carecen de un discurso consistente. Afloran sus contradicciones y la carencia de un cor-pus doctrinal. Por ejemplo, se autodefine como un movimiento cívico y civilizado, pero despliega un lenguaje de odio, no sólo contra AMLO, sino contra cualquiera que no piense como ellos. Se proclama pacífico y coquetea con las fuerzas armadas, sus miembros exaltan como ejemplo "el golpe pacífico" en Bolivia. Frenaaa rechaza y denuncia la supuesta injerencia extranjera de Venezuela y Cuba en México; sin embargo, le escriben a Donald Trump para que endurezca el gobierno norteamericano su enfoque hacia México. Frenaaa habla supuestamente en nombre de todos los mexicanos a quienes dice respetar. Pero es clasista, además rechaza el aborto y considera las manifestaciones feministas una "pandemia peor que el coronavirus". Abiertamente misógino, Lozano llamó en videos "vil ramera" a la alcaldesa de Atizapán, calificó de pendeja a Tatiana Clouthier y a Claudia Sheinbaum la calificó de "señora soviética". Homófobo al calificar de maricones a sus malquerientes, como lo hizo con el sacerdote Alejando Solalinde, al que calificó como "verdadero idiota, pelón y mayatón". En suma...

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