Frivolidad que insulta

AutorArturo Rodríguez García

Como si se tratara de una nobleza a la mexicana, quienes forman parte de los clanes del poder provienen de grupos elitistas de diverso signo. Los vastagos de la clase política se juntan, se emparientan, se asocian. Y además compiten por las portadas de las llamadas revistas del corazón, en cuyas páginas suelen desplegarse sus vidas y "gracias".

Pero toda esa frivolidad, todo este usufructo de riquezas y prebendas adquiridas por sus genearcas les comienzan a pasar la factura: Las redes sociales hacen eco de sus excesos, lujos y arbitrariedades.

En lo que va del gobierno de Enrique Peña Nieto, la mala conducta de los júniores y sus resonancias en las redes sociales ya ocasionaron la destitución de un funcionario y un posicionamiento de la Procuraduría General de la República (PGR) en torno a un asunto familiar de su titular, Jesús Murillo Karam.

El pasado 26 de abril Andrea Benítez, hija de Humberto Benítez Treviño, entonces titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), hizo un berrinche: Molesta porque en el restaurante Máximo Bis-trot no le asignaron la mesa que deseaba, ordenó a inspectores de la dependencia que encabezaba su papá que clausuraran el lugar. Varios servidores públicos, solícitos, la obedecieron.

Benítez Treviño es un político de la élite mexiquense. En el sexenio de Carlos Salinas de Gortari fue procurador general de la República. Entre los numerosos cargos que ha desempeñado en su larga trayectoria destaca el de secretario general de Gobierno en el Estado de México, cuando el gobernador era Enrique Peña Nieto. Esta cercanía le aseguró la designación en la Profeco y la de su hija Mariana como subprocuradora en la PGR.

Tras el escándalo de Andrea (Lady Profeco), su padre fue destituido. El jueves 9 Papá Profeco, como se le conoció en las redes, concitó el repudio de los cibernautas al declarar que jamás consideró renunciar. El miércoles 15 el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, anunció su cese por instrucciones del presidente.

A decir de Osorio, el mandatario consideró que el escándalo dañó la imagen y el prestigio de la institución. Su remoción, añadió, es un mensaje para los servidores públicos, quienes además de cumplir la ley deben desempeñarse con ética y profesionalismo.

Aún no se reponía la administración peñista del escándalo Benítez cuando otro caso comprometió la imagen del gabinete de seguridad, pues la hija del director del Centro de Información y Seguridad Nacional (Cisen)...

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